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Nada mirabas sino dentro de ti mismo, no fijabas la atención en lo que te rodeaba... Pero, después, poco a poco los objetos exteriores han acabado por interesarte, el don de admirar, el entusiasmo, que tiene raíces tan vivas en las almas de veinte años, han principiado a renacer y reverdecer en tu pecho.

Salvatierra acompañó en Cádiz hasta la escala del trasatlántico a su camarada, el señor Fermín, que partía para el nuevo mundo, con Rafael y María de la Luz. ¡Salud! Ya no volverían a verse. El mundo es demasiado grande para los pobres, siempre inmovilizados en el mismo sitio por las raíces de la necesidad. Salvatierra sintió saltársele las lágrimas.

Tan profundas raíces habían echado en su ánimo la fe y la piedad, que el P. Lucas, y por su medio el Espíritu Santo, habían plantado en su corazón. Un amigo, compadecido de sus trabajos, le exhortó, que á lo menos en lo exterior, mostrase algún respeto á los demonios y les diese gusto, hablando al cacique para que les fabricase su iglesia.

Mis hijos han nacido en otros lugares, y hasta donde dependiere de , irán á echar raíces en terrenos distintos.

Su ciencia era mucha, su fortuna escasa, su corazón bueno, su alma una retórica viviente, su persona... su persona merece párrafo aparte. Frisaba en los cuarenta y cinco años; y esto que por casualidad, se confía aquí como sagrado secreto, porque él ni á tirones pasaba de los treinta y nueve. Era colorado y barbipuntiagudo, con lentes que parecían haber echado raíces en lo alto de su nariz.

Y en esta violencia cifraba nuestro marqués un poquito de orgullo, pensando con deleite y dolor al mismo tiempo en los esfuerzos que la nueva esposa de Jesús haría para arrancar las raíces de afecto tan sólido y antiguo. Mas por entre el hermoso follaje de estos pensamientos, más o menos consoladores, sacaba no pocas veces su odiosa cabeza una idea triste y cruel.

Aunque tienen caciques y capitanes, no por eso tienen ni gobierno ni religión, y sólo tienen alguna reverencia á los familiares del diablo. El país es el más desdichado de aquellas naciones; de terruño estéril y silvestre y rodeado todo de montes; y la comida es peor que en otras partes, pues la gente apenas se sustenta de otra cosa que de algunas raíces de que abundan los bosques.

¡Bien lo pensé así! dijo Stein con tristeza ; mi corazón es leal y la tía María se engañó cuando al asegurarme posible la felicidad, hizo nacer en él esperanzas, como nace la flor del aire, sin raíces y sólo al soplo de la brisa.

Sin embargo, hasta ahora nuestros comerciantes han tenido la calidad de arraigados, y no podian desentenderse de que tanto crecen sus raices cuanto progresa la provincia en sus establecimientos, y no podian mirar con indiferencia su existencia, especialmente desde el año de 1777, en que se amplió á esta parte de América el comercio, y se cortaron las embarazosas ataduras que le tenian ligado á expediciones eventuales de la Península, y en que ya se desplegaron mas proporciones para la regeneracion de poblaciones, agricultura è industria.

Contenida el agua por un obstáculo cualquiera, la corriente se desprende de las partículas de piedra de que estaba saturada. Al lado de la balsita crece un helecho que balancea sus verdes hojas agitadas por el aire húmedo, mientras que sus raíces, sumergidas en el agua, están recubiertas de una capa de piedra.