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Actualizado: 11 de mayo de 2025
Cubrió también de oro las salas. 10 Y dentro del lugar santísimo hizo dos querubines de hechura de niños, los cuales cubrieron de oro. 11 El largo de las alas de los querubines era de veinte codos; porque una ala era de cinco codos; la cual llegaba hasta la pared de la Casa; y la otra ala de cinco codos, la cual llegaba al ala del otro querubín.
5 Y metió las varas por los anillos a los lados del arca, para llevar el arca. 6 Hizo asimismo la cubierta de oro puro: su longitud de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio. 8 Un querubín de este lado al extremo, y el otro querubín al otro lado al extremo de la cubierta; hizo los querubines a sus dos extremos.
La prendera quedó suspensa; vaciló un momento, pero viendo aquel rostro infantil cubierto de rubor, viendo sus ojos azules y límpidos como los de un querubín resplandecientes de gratitud, le entregó la mano sonriendo de la humildad y la inocencia de aquel niño. ¡Qué cordero de Dios! murmuró la buena mujer mientras sentía su mano mojada por las lágrimas de Godofredo.
»¿Se acuerda usted de Magdalena cuando tenía esa edad? ¿Se acuerda usted de aquel querubín rubio y hermoso al que sólo parecía que le faltaban las alas? »¡Ay! ¡querida Magdalena!
Sobre las líneas puras y gloriosas del querubín, la naturaleza había trazado otras más curvas y terrenales que le iban á maravilla. Además, tenía un modo de mirar dulce, rápido y lleno de timidez que seducía á la gente joven de la villa.
Su fisonomía se alteraba al divisar el niño; y éste, arrastrándose por el suelo, olvidando sus travesuras diabólicas, sus latrocinios, su afición al establo, se emboscaba a la entrada de la capilla para ver salir a la nena y hacerle mil garatusas, que ella pagaba con risas de querubín, con júbilo desatinado, con el impulso de todo su cuerpecillo proyectado hacia adelante, impaciente por lanzarse de brazos del ama a los de Perucho.
Hay cartas particulares y de negocios, cuentas, recibos, vidas de santos, la epístola del rey Abgar de Edesa á Jesucristo, y la contestación de éste, homilías, plegarias y evocaciones de varios linajes de seres sobrenaturales; del demonio Tamsari, del gran querubín Asaror, de los espíritus de los patriarcas Adán, Noé y Matusalén, y del ángel Chrufos.
3 Y la gloria del Dios de Israel se alzó de sobre el querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la Casa; y llamó al varón vestido de lienzos, que tenía a su cintura el tintero de escribano.
Estudio de mujer. Un estudio más de mujer. La gran Breteche. Traducción de E. Borrel y L. Aner; precio de cada tomo, 2,50 y 3 pesetas. Cuentos droláticos, traducidos por Querubín de la Ronda, con un prólogo de Clarín; 2 pesetas. España: traducción de Suárez Figueroa. Un volumen holandesa, tela, 5 pesetas. Marruecos: traducido por J. Muñiz Carro.
12 Y toda su carne, y sus costillas, y sus manos, y sus alas, y las ruedas, lleno estaba de ojos alrededor en sus cuatro ruedas. 13 A las ruedas, oyéndolo yo, se les gritaba: ¡Rueda! 14 Y cada uno tenía cuatro rostros. El primer rostro era de querubín; el segundo rostro, de hombre; el tercer rostro, de león; el cuarto rostro, de águila.
Palabra del Dia
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