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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Ahora bien, entre las personas que queremos alcanzar, muchas no tienen computadoras. Pienso sobre todo en los habitantes del llamado 'Tercer Mundo'."
¡Todos! ¿me entiende usted, don Fernando? Todos a la vez, gritando: «No queremos más engaños; no os serviremos para que esto continúe». Y don Fernando aprobaba con movimientos de cabeza. Sí, todos al mismo tiempo; así había de ser: todos, despojándose de la piel de la bestialidad resignada, única vestidura que la tradición cuidaba de mantener sobre sus hombros.
¿Qué quieres? me añadió de allí a un rato; nadie quiere creer sino en la experiencia: todos entramos buenos en el mundo, y todo andaría bien si nos buscáramos los de una edad; pero nuestro amor propio nos pierde: a los veinte años queremos encontrar amigos y amantes en las personas de treinta, es decir, en las que han llevado el chasco antes que nosotros, y en los que ya no creen: como es natural, le llevamos entonces nosotros y se lo pegamos luego a los que vienen detrás.
Nosotras queremos mucho a usted, como buenas amigas; pero no le queremos tanto para que por usted nos sacrifiquemos; si seguimos recibiéndole nos tendrán por unas perdidas, y hasta serán capaces de echarnos del lugar. A Juanita le divierte mucho la conversación de usted; pero yo no quiero conversación que a nada conduce y que nos puede salir muy cara.
Los intercambios culturales suponen una voluntad de ponerse al alcance de la persona a quien queremos encontrar. Y este esfuerzo pasa por la comprensión de su lengua. Por supuesto, mis palabras son muy utópicas.
En este mundo no queremos sino lo que nos cuesta algun trabajo, algun sacrificio, algun dolor, y por eso te ruego que nos acompañes por todas partes, que todo lo veas, que todo lo oigas, que todo lo toques, que de todo te enteres, que participes por completo de nuestros trabajos, de nuestros sacrificios y de nuestros dolores.
Nosotros hacemos mil disparates, y la Naturaleza nos los corrige. Protestamos contra sus lecciones admirables que no entendemos, y cuando queremos que nos obedezca, nos coge y nos estrella, como el mar estrella a los que pretenden gobernarlo.
He dicho que esta dificultad era en apariencia mas grave que la anterior, porque saliendo del campo de la experiencia, afecta el mismo órden de nuestras ideas: órden que debemos tener por indestructible, si no queremos privarnos de la razon misma. ¿Qué fuera de nuestra razon, si la geometría pudiese ser desmentida por la realidad? ¿qué fuera un órden de ideas que pudiese estar en contradiccion con los hechos?
Levantose grave, determinada, como el día que peroró en el banquete del Círculo Rojo. Oiga usté pronunció con tono despreciativo , esto que nos ha dado usté no nos hace falta, ni para nada lo queremos. Vaya usté a engañar con ello a donde haya bobos. Zeñora, no ha zío mi ánimo....
Las mas de las veces, no tenemos verdadera voluntad, sino veleidad; quisiéramos, mas no queremos, quisiéramos, si no fuese preciso salir de nuestra habitual pereza, arrostrar tal trabajo, superar tales obstáculos, pero no queremos alcanzar el fin á tanta costa; empleamos con flojedad nuestras facultades, y desfallecemos á la mitad del camino. Firmeza de voluntad.
Palabra del Dia
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