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Actualizado: 8 de junio de 2025
Dos horas más y aquellas víctimas infames arderían en la hoguera como los chivos expiatorios de la Escritura; los pueblos y los campos quedarían purificados y el Dios del moderno Israel, al aspirar desde el cielo el abundante olor del sacrificio, aplacaría su cólera y dejaría caer su bendición sobre la ciudad justiciera, más católica que Roma, más celosa que la antigua Jerusalén.
Decidieron guardar el secreto y que la ceremonia no se celebrase tampoco en Lancia. Unos días antes del prefijado saldría ella para Madrid; poco después se le juntaría él, y en la corte quedarían unidos para siempre. En los pueblos es muy difícil ocultar cualquier cosa: un proyecto de boda, imposible.
En compensación no pedía más que la Reina ó el Conde adquirieran en Venecia una casa de valor de 20 ó 30.000 ducados donde Antonio Pérez pudiera dejar en completa seguridad á su mujer é hijos si perdía la vida en la demanda; y como quedarían en rehenes sus dos hijos mayores y el título de propiedad había de extenderse en nombre de la Reina para el caso contrario, nada perdería de ningún modo .
De manera que, satisfaciendo cada pueblo las asignaciones que van señaladas, emplearía sesenta por ciento de sus utilidades, y siendo éstas 10.000 pesos, como se pone, importarán 6.000 pesos, y le quedarían de aumento cuarenta por ciento, o 4.000 pesos.
Salvatierra hablaba en un mitin explicando a los obreros lo que sería la sociedad del porvenir. ¡No más opresores y falsarios! Todas las dignidades y profesiones del presente habían de desaparecer. Quedarían suprimidos los sacerdotes, los guerreros, los políticos, los abogados... ¿Y los médicos? preguntó una voz desde el fondo de la sala.
Al terminar el almuerzo me invitó el señor Fernández a visitar las oficinas. ¿Viene usted contento? Las señoras se quedarían muy tristes, ¿no es eso? ¡Calma!... Ya le verán a usted. He dispuesto que se encargue usted de mi correspondencia. No estaba yo satisfecho del empleado que antes la despachaba... pero, en fin, como hacía cuanto estaba de su parte, nunca le dije nada.
A veces columbraba Pedro Lobo, en visión profética, a toda Europa tan arruinada ya y tan desierta como contemplamos hoy el centro de Asia. Se figuraba a París, Londres y Viena, como contemplamos hoy los amontonados escombros de Nínive y de Babilonia. Lo que es de Madrid afirmaba que apenas quedaría rastro: sólo quedarían tal vez algunos cimientos del Palacio Real.
Un profesor viejo que va á casa explicaba ayer á mamá que las guerras ya no son posibles en estos tiempos de adelanto. A los dos meses, apenas quedarían hombres; á los tres, el mundo se vería sin dinero para continuar la lucha. No recuerdo cómo era esto, pero él lo explicaba palpablemente, de un modo que daba gusto oirle.
Así como Bermúdez amaba la antigüedad por sí misma, el polvo por el polvo, Bedoya era más subjetivo como él decía, necesitaba que le perteneciera el objeto amado. «¡Si él pudiera hablar! Tamañitos se quedarían Bermúdez y el Magistral y tutti quanti». Pero no podía hablar.
Pero estas eran épocas escepcionales, y ya hemos visto trascurrir largos reinados sin que los mozárabes se lamentasen de la tiranía de los califas, mostrándose por el contrario demasiado avenidos y contentos tal vez con el yugo de oro de los muzlimes. En muy semejante estado quedarian probablemente los mahometanos bajo el dominio de Leon y Castilla.
Palabra del Dia
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