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Actualizado: 26 de julio de 2025
Entonces sí que, sin poder él desechar aquellos recuerdos se le presentaba su infancia en los puertos; aquellas tardes de su vida de pastor melancólico y meditabundo.
Autoricéle también para que descansara un rato mientras despachaba la frugal pitanza, y para que ayudara la digestión con algunos tragos de vino; pero a todo se negó: a lo del reposo, porque con las paradas así se «enfriaban los gonces y se perdía el buen caminar, y los buenos caminantes debían de descansar andando»; a lo de la bebida, porque la más sana y mejor para él era el agua corriente y fresca de los regatos que hallaríamos «a patás» en los puertos.
El contrabandista, gracias a su profundo conocimiento de los puertos de la sierra y de las veredas que van de Dagsburg a Sarrebrück y de Raon-l'Etape a Basilea, en Suiza, siempre se hallaba a quince leguas de los sitios donde había sucedido alguna fechoría.
Muchos puertos importantes de Chile se hallan en esta faja de costa: Pisagua, Junín, Iquique, Antofagasta, etc., de los cuales casi la única actividad es el embarque del salitre.
En este puerto de la Bahia sin Fondo seria mas practicable una colonia que en las islas de Malvinas, ó de Falkland, ó en los puertos Deseado, y de San Julian, por razon de la abundancia de leña y agua: de ser muy bueno para la agricultura, y capaz de mantener sus moradores.
Vive en las mayores profundidades, y especialmente en los remolinos causados por la concurrencia de dos corrientes, y duerme en las cuevas profundas que estan á la orilla. Puertos del Rio de la Plata.
Semanas después, la iracunda doctora se había mostrado amable y sonriente, lo mismo que en otro tiempo. «Querida mía: conviene que dé usted un paseo por Francia. Hace falta un agente que nos entere del movimiento de los puertos, de la salida y entrada de los buques, para que nuestros sumergibles sepan dónde esperar.
El abacá es poco conocido en España, adonde el año 1885 solo se importaron 20.340 kg., y de estos solo 3.064 en rama, de los 53.331.009 kilogramos que salieron por los puertos filipinos. Este textil es tanto más rico cuanto que no tiene que luchar con la competencia.
Los principales puertos del imperio son Bahia, Pernambuco, Santa Catalina, Parahiba, Paranaguá, Pará. Pernambuco, ciudad desaseada en grado extremo, con calles miserables y casas humildísimas y sin limpieza alguna, no vale la incomodidad de ser vista, y digo incomodidad, porque lo es y no pequeña el desembarque en su puerto.
Al entrar en los puertos españoles, la menor contrariedad en el amarre del buque, una discusión con los empleados oficiales, la falta de espacio para un buen fondeo, le hacían sonreír con amargara. «¡Desgraciado país!... Todo era obra del altar y el trono.» En el río de Londres ó ante los muelles de Hamburgo, el capitán Ferragut se burlaba de su subordinado.
Palabra del Dia
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