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Actualizado: 13 de mayo de 2025
A ver, preciosa, cuéntame la historia de Pulgarito, o dime cuántos ríos tiene la República Argentina. A pesar de los temores del padre, la meningitis no vino; Susana creció, como un lirio, y a los diez y ocho años era una mujercita en la que todas las promesas de la niña habían madurado, a pesar del ambiente poco favorable en que la planta se desarrollara.
Esa educación laica es completamente democrática y no será responsable de las faltas de aquellos que, por no seguir su enseñanza, tratan de emplear en los asuntos de esta vida los métodos recomendados en las novenas para conseguir lo que se desea por medio del apoyo de los poderosos, logrado por súplicas, protestas de amor y promesas de eterna devoción.
Lo que no describió esta hoja local, fue la belleza de aquella mañana de verano, la santa armonía de la tierra, del aire y del cielo, la vida que rebosaba de los libres bosques y montes, el alegre renacimiento, las divinas promesas y la serenidad infinita de la Naturaleza, porque no formaban parte de la lección moral.
Pasando con desdén por junto a los espiritistas, se sentaba en el círculo de los empleados, oyendo más bien que hablando, y permitiéndose hacer tal cual observación con voz de ultratumba, que salía de su garganta como un eco de las frías cavernas de una pirámide egipcia. «Dos meses, nada más que dos meses me faltan, y todo se vuelve promesas, que hoy, que mañana, que veremos, que no hay vacante...».
956 Me dentro curiosidá, al ver que de esa manera tan siguro me dijera que jué mi padre un bandido; luego, lo habrá conocido, y yo inoraba quien era. 957 Me empeñé en aviriguarlo; promesas hice a Jesús; tuve por fin una luz y supe con alegría que era el autor de mis días el guapo sargento Cruz.
Luego, serenándose su ánimo, se acordó de Paz y del recrudecimiento que imaginó notar en su amor. ¿Cuál sería la causa? ¿Por qué la niña criada en el regalo, lejos de convencerse de que aquello era una locura, daba a sus promesas más firmeza y mayor expresión de simpatía a sus miradas?
Llevóme a su casa, Donde con promesas Derribar pretende Mi casta firmeza; Y desde su casa A un bosque me lleva, Cerca de una quinta, Un cuarto de legua; Allí, donde sólo La arboleda espesa, Que al sol no dejaba Que testigo fuera, Escuchar podía Mis tristes endechas.
Salvado, Miranda se alejó de Francia, pero lleno ya de la idea de la Independencia Americana. Hasta 1810, se acerca a todos los gobiernos que las oscilaciones de la política europea ponen en pugna con la España. Los Estados Unidos lo alientan, pero su concurso se limita a promesas.
Los que habitaban en el pueblo se apearon del tren; los que vivían en Madrid se quedaron en él, uniéndose a ellos los que como Cirilo y Visita no habían participado de la excursión. Despedidas, besos, plácemes, risas, gritos y promesas. Silba la máquina. ¡Adiós, adiós! Elena se agarró fuerte y afectadamente al brazo de su marido en cuanto se bajó del tren y no volvió a soltarlo.
Vas allí, armas una marimorena horrorosa, y nos echamos encima otra complicación. Quizá tengas razón. Respecto a don José, puedes estar tranquilo: aquella le cuidará bien, y yo... vamos, me parece una tontería hacer promesas. Vámonos; quiero pasar las noches que faltan con mi padre. Convengamos antes la hora. ¿Te parece bien a las tres? Como quieras. Yo lo tendré todo dispuesto.
Palabra del Dia
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