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Actualizado: 13 de octubre de 2025
De haberle prestado, tal vez se le apaciguase a don Quintín el odio que le profesaba; pero aquella descortés negativa recrudeció hasta lo indecible sus antiguos deseos de venganza. «¡Habrá tío marrano se decía , que me da de almorzar vino agrio y patatas negras; me propone que le ayude a engatusar a mi pobre sobrina, que al fin es mi sobrina, y ahora me niega cuarenta miserables duros!»
Yo fuí en un tiempo ido fanático creyente que sólo profesaba católica doctrina, teniendo como norma la ley omnipotente, teniendo como pauta la voluntad divina. Después, el golpe rudo de un brusco desengaño mostróme cuán amarga es la verdad desnuda, y uniendo con lo cierto el dolo de un engaño plasmé nuevas ideas, y germinó la duda.
Ramoncito, de acuerdo con ella en principio, insistió, no obstante, en determinarla por medio de aplicaciones más o menos legítimas. ¡Es una mentecata!... No sabe ella misma lo que quiere.... ¿Crees que será posible llevarla al terreno de la formalidad algún día? Esto del terreno de la formalidad era una frase a la cual profesaba marcada predilección el joven concejal.
Era esta última idiosincrasia lo que siempre molestaba a Mabel, la cual profesaba esa creencia, tan femenina, de que uno debe ser bondadoso con los inferiores y sólo frío y duro con los enemigos.
El verano se presentó Carlos Ohando, que venía de vacaciones del colegio de Oñate. Pronto notó Martín que, con la ausencia, el odio que le profesaba Carlos más había aumentado que disminuído. Al comprobar este sentimiento de hostilidad, dejó de presentarse en casa de Ohando. No vas ahora a vernos le dijo alguna vez que le encontró en la calle, Catalina.
Si bien es cierto que dadas las lagunas y restricciones de mi texto, mi saber era el mayor posible. Profesaba el cura por sus reyes un amor rayano en la veneración, y sin embargo, no quería a Francisco I. Esta antipatía era tanto más singular, cuanto que Francisco I fue valiente y se ha hecho popular.
Esta noble y simpática figura era digna de inspirar á la musa popular del gran cancionero del siglo XIX, amigo y admirador de Lamennais, y que como él profesaba la religion de la libertad del pueblo y tributaba culto á la verdad.
La verdad es que la admiración de Petrarca a Laura y la de Dante a Beatriz eran nada en comparación con la apasionada y vehemente que nuestro chico profesaba a la planchadora. La admiraba sin comprender que la naturaleza pudiese formar otro ser que rivalizase con ella; todo lo encontraba hechicero, desde sus cabellos, un tantico revueltos, hasta sus pies, nada breves y nada bien calzados.
Tal vez su concepto de las pasiones fuese diferente del que profesaba el auditorio de Sacramento, pero lo cierto es que su bella presencia, encantadora y de tanto efecto a corta distancia, no era para la luz de las candilejas bastante acentuada. Admiradores en su gabinete, no le faltaron; pero no despertó en el público afecto duradero.
Si Sánchez Morueta gozaba de algún afecto entre los miles de hombres que le veían pasar como un fantasma por el edificio de la dirección, era un reflejo del cariño que todos sentían por Sanabre. Aquella gente adivinaba la simpatía que el amo profesaba al ingeniero. Mientras don Fernando estuviese al lado del millonario, no había que temer que entrase en los altos hornos el espíritu de purificación santurrona que reinaba en otras fábricas.
Palabra del Dia
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