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Actualizado: 17 de mayo de 2025


Levemos el ancla de popa dijo el Capitán . El viento sopla del Este, y pondremos la proa hacia la salida de la bahía. Van-Horn subió al castillo para examinar antes la posición del ancla; pero a poco se le vió palidecer y hacer un gesto de furor. ¡Capitán! exclamó con voz descompuesta. ¿Qué ocurre? preguntó Van-Stael. La cadena está cortada y el ancla perdida. ¿Cortada? ¡Imposible!

Igualmente se verificaron en el mismo arsenal las de resistencia de lombardas y falconetes, que resultaron completamente satisfactorias. =Nao.= Metros. Toneladas. =Batel.= Eslora entre perpendiculares 8,30 » Manga 2,52 » Puntal á popa 1,26 » Idem á proa 1,58 » Idem con la maestra 1,07 » Peso del casco » 1,480 =Chalupa.=

Volví a nadar lentamente, y a tres pasos vi una sombra; era el enorme cilindro que saliendo de la ventana llegaba a flor de agua. Su diámetro era, aproximadamente, doble que el cuerpo de un hombre. Iba a acercarme más, cuando divisé al otro lado del tubo la proa de un bote. Mi corazón latió con violencia y permanecí inmóvil.

El rebaño de acero y humo se reparte, y mientras unos siguen la antigua senda, nosotros ponemos la proa al Sur, llevando sobre nuestro lomo la aventura y la ilusión, en busca de pueblos nuevos, pueblos de esperanza, pueblos de aurora, cuyos nombres suenan con el retintín del oro.

Muchos, muchísimos detalles dio Leto a Nieves, llamando a cada cosa con su nombre técnico, porque así lo quería la animosa sevillana. Cuando ya no tuvo nada que explicarla sobre cubierta, la dijo: Vamos ahora, si usted quiere, a ver la cámara. A la cámara se entraba por el pozo, en cuyo lado de hacia proa estaba la puerta, de dos hojas, con un cuartel de corredera.

Albizu y yo daríamos a la bomba; Arraitz y Burni nos escoltarían armados de rifles, y a la puerta de la sobrecámara quedarían el teniente y Nissen para dar, en caso de necesidad, la voz de alarma. Salimos despacio; hicimos funcionar la bomba del aljibe de popa. Nos figurábamos que no daría agua. Efectivamente: estaba agotado. Había que acercarse al castillo de proa.

El práctico, sin perder de vista la proa del vapor, hablaba alegremente de la romería que acababa de dejar allá, sobre los altos del pueblo.

Sobre aquellos picachos de eterna verdura fijaba mi vista con la misma insistencia con que lo hace el que trata de reconocer á larga distancia las facciones de un sér querido. La campana de proa anunció la oración. La marinería cesó en sus faenas, reinó el silencio y la plegaria alzó su vuelo á otros mundos.

Tres días después llegaron al cabo Valke, pusieron la proa al Sudoeste, y favorecidos por un viento fresco navegaron a la vela hacia Arrú, archipiélago que está en medio del mar de Banda, comprendido entre las islas del mismo nombre, que lo limitan por el Oeste, y la costa de la Papuasia o Nueva Guinea, que lo ciñe por el Noroeste.

¡Naturalmente! pero es el caso que el marido se esconde precisamente... ¡en casa de mi tío! Ambos se echaron á reir. Y aquí, continuó Isagani, el por qué mi tío que es un hombre muy concienzudo, no ha querido entrar en la cámara, temeroso de que doña Victorina le pregunte por don Tiburcio. ¡Figúrate! Doña Victorina, cuando supo que yo era pasagero de proa, me miró con cierto desprecio...

Palabra del Dia

hociquea

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