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Actualizado: 17 de mayo de 2025
Pero el calor creciente les hizo presto abandonar aquél por la sombra de los corredores. El día avanzaba igual a los precedentes de todo ese mes; seco, límpido, con catorce horas de sol calcinante que parecía mantener en fusión el cielo, y que en un instante resquebrajaba la tierra mojada en costras blanquecinas. Míster Jones fué a la chacra, miró el trabajo del día anterior y retornó al rancho.
¿Ahí está el señor Florimorte? -replicó el cura-. Pues a fe que ha de parar presto en el corral, a pesar de su estraño nacimiento y sonadas aventuras; que no da lugar a otra cosa la dureza y sequedad de su estilo. Al corral con él y con esotro, señora ama. -Que me place, señor mío -respondía ella; y con mucha alegría ejecutaba lo que le era mandado.
Por muchos días hizo este Colegio de Córdoba muchas rogativas y penitencias para pedir y suplicar á Nuestro Señor no le quitase tan presto un Superior y Padre tan necesario al bien público, y tan amado de todos.
Está el Señor de Mitiley en esto Tan triste, que mil vidas cierto diera, Por no ver el suceso tan funesto Del Armada lucida que él tragera: Pues vuelve de arribada muy de presto Adonde estuvo ya la vez primera, Pensando rehacerse y no ha podido, Segun en lo siguiente es referido.
Fortunata prestó atención a lo que allí pasaba; pero sin abandonar su postura de esfinge. Cuando la viuda volvió a la sala, ya eran más de las diez.
Este acatamiento fue la única guía que prestó su apoyo al espíritu desorientado de Silas, mientras que se encariñaba con aquella tierna criatura que le había sido mandada desde las tinieblas adonde se había marchado su oro.
En León causó al principio sorpresa grande que el currutaco Miranda eligiese por amigo a un señor Joaquín, hombre en cuyos cuadrados hombros parecía soldada y remachada la chaqueta; más presto anduvo la malicia el camino necesario para llegar a racional explicación del fenómeno, y comenzó Lucía a recibir larga broma de sus compañeras, que la aturdían a fuerza de glosar la pasión del señor de Miranda, sus atenciones, sus obsequios y rendimientos.
Viendo la carga que los enemigos venían dando á los nuestros, acudieron muchos soldados por aquella parte para salir á socorrer. No lo pudieron hacer tan presto que ya los nuestros no fuesen recogidos en las trincheas, y queriendo de nuevo salir á los enemigos, se puso delante el Gobernador Barahona y los hizo tornar.
A instancias del médico permitió que la señora de Maubán visitase al Rey, a quien prestó solícitos cuidados. La vida del monarca se hallaba, pues, en peligro inminente, a la vez que yo seguía sano y vigoroso; contraste que exasperó a los moradores del castillo ocasionando continuos disgustos y reyertas.
El un preso del otro no sabia, Que así se diera la òrden y la traza: Mas presto Zapican triste venia, Que miedo, ni temor no le embaraza. El preso
Palabra del Dia
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