United States or South Korea ? Vote for the TOP Country of the Week !


Parecía de carácter dulce y sumiso: una buena compañera, incapaz de estorbos en el viaje de la vida común. Tenía los ojos bajos y se coloreó su rostro al encontrarse frente a Jaime. En su actitud, en sus miradas furtivas, notábase el respeto, la adoración del que se siente intimidado en presencia de un ser que considera superior.

Además, Teresa no había ascendido un solo peldaño en la escala de la vanidad; en presencia de doña Manuela revelábase siempre la antigua criada, y aceptaba como una confianza inaudita que la señora la tratase con las mismas consideraciones que a un igual.

Había aparecido en la campiña de Jerez, cuando los trabajadores del campo acababan de iniciar una de sus huelgas. Su presencia entre los rebeldes fue el único delito. Le prendieron, y al interrogarle el juez militar, se negó a jurar por Dios. La sospecha de complicidad en la huelga y su irreligiosidad inaudita bastaron para enviarle a presidio.

Delante de pensaba, jamás se habría revelado y yo habría ignorado siempre su secreto... Y después de todo ¿no habría sido mejor? ¿Qué hacer ahora? ¡No lo ! Preocupada con este doloroso problema se dirigía a su cuarto, cuando su madre la llamó: Hija mía, tranquilicémonos, Juan ha llegado, tu padre está muy contento. Creo que no nos decía cuanto deseaba su presencia.

Nada mas arriesgado que juzgar de una accion, y sobre todo de la intencion, por meras apariencias; el curso ordinario de las cosas lleva tan complicados los sucesos, los hombres se encuentran en situaciones tan varias, obran por tan diferentes motivos, ven los objetos de maneras tan distintas, que á menudo nos parece un castillo fantástico, lo que examinado de cerca, y con presencia de las circunstancias se halla lo mas natural, lo mas sencillo y arreglado.

Sinembargo de la profunda impresion que nos causó tan bello espectáculo, confieso que no sentímos ese horror que experimentan en su presencia los excursionistas europeos que no han viajado en América.

Se dirige a los sirvientes con toda familiaridad, exactamente como si fuesen sus iguales; ¡y hace un momento que cumplimentó a una de las mucamas por su buena presencia! Esto es terrible, señor Greenwood, terrible exclamó la viuda, inmensamente chocada. ¡Es la exhibición más vergonzosa de su mala educación!

¡De una infamia! exclamé atónito. Usted no cree seguramente que ha sido asesinado, ¿no es verdad? Eso no puede ser, estimado amigo. Se enfermó en el tren, y ha muerto aquí en nuestra presencia.

Jamás, desde que salió de la cárcel, había arrostrado Ester la presencia del público sin ir acompañada de Perla. En todas sus visitas á la población, iba Perla también: primero, cuando tierna niña, la llevaba en brazos; luego, más crecida, iba como una pequeña compañera de su madre, asida de un dedo y dando saltitos.

Le zumbaron los oídos; el deseo le galvanizó con dura tensión, lo mismo que en sus mejores tiempos. Y con un ademán de vencedor empujó la puerta, que sólo estaba entornada. Una mujer salió á recibirle en el vestíbulo, una mujer cuya presencia le hizo dar un paso atrás. ¡Valeria!... ¿Qué hacía allí? ¿Qué farsa era esta?... La joven intentó hablarle, y él también quiso hablar al mismo tiempo.