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Actualizado: 8 de mayo de 2025


Doscientos jinetes pesadamente armados precedían al duque de Lancaster y su brillante séquito, en el que descollaban cuatro heraldos cuyos luengos tabardos llevaban bordadas sobre el pecho las armas reales. Á uno y otro lado del joven príncipe cabalgaban los dos senescales de Aquitania, Guiscardo de Angle y Esteban Cosinton, portando el primero la bandera del ducado y el segundo la de San Jorge.

Con esto le juraron fidelidad, forzados á lo que yo puedo juzgar, de la violencia de Rocafort, porque deshechar á su príncipe natural, y tomar al estraño, y enemigo, no es posible que los Catalanes, y Aragoneses voluntariamente lo consintiesen, ni Rocafort lo intentáse, sino por la seguridad que tenian en los Turcos, y Turcoples, y parte de la Almugavaria que ciegamente le obedecían, aunque lo que Rocafort hizo no parece que fuese traicion, porque no tomó las armas contra sus príncipes, sino solo se apartó de sus servicios: cosa en aquellos tiempos licita y usada, y mas cuando precedian agravios.

Pocos momentos después llegaron las mulas para mi coche, y pregunté a los mozos de postas si conocían a los viajeros que me precedían. »No, señora repuso uno de ellos; pero son ricos y me pagan bien: deben de ser marido y mujer. »O alguna cosa de otro género agregó con una maligna sonrisa otro mozo de mulas. »¿Por qué cree usted tal cosa?

En 1689 fundaron tambien sobre las llanuras de la otra parte del Mamoré, catorce leguas al oeste de Trinidad, la mision de San Ignacio de los Punuanas, poblada por los belicosos Canacurees. Refiere el Padre Eguiluz que el dia de la inauguracion de su iglesia precedian á la procesion mas de cien bailarines, revestidos con los disfraces usados en el Perú para tales ceremonias.

Oía los mugidos del río que pasaba a su izquierda; tocaba los jaramagos que brotaban entre las rendijas a su derecha, y sentía en el rostro el fango con que le salpicaban los caballos que le precedían, y el aire sutil y nauseabundo, como el de una caverna, que silbaba al pasar por aquel tubo retorcido y caprichoso.

¿Pero los cuatro jinetes? preguntó Desnoyers. Los cuatro jinetes precedían la aparición del monstruo en el ensueño de Juan. Los siete sellos del libro del misterio eran rotos por el cordero en presencia del gran trono donde estaba sentado alguien que parecía de jaspe. El arco iris formaba en torno de su cabeza un dosel de esmeralda.

A corta distancia les seguía un carruaje y a pocos pasos les precedían un niño y un lacayo: el primero lujosamente vestido, y el segundo ocupado en ir cortando los tallos y la hojarasca de una vara para que el chiquitín jugase. De pronto, Sacramento, preguntó a su hermana: Pero mujer, ¿qué tienes? ¡Parece que vas tonta!

Marchaba primero el ilustre poeta García de Resende, recopilador del Cancionero que lleva su nombre, y Secretario de la Embajada, y le seguían los reyes de armas de Portugal con sus lucientes cotas y los maceros del Papa, que precedían al Embajador Tristán de Acuña.

Daba este nombre á una especie de pequeños juguetes burlescos, que precedían á piezas más extensas, ó que se representaban de ordinario entre sus actos, ó lo que es lo mismo, á los entremeses de su tiempo.

Desde allí dominaba la playa quebrada de Saint Jouin, y podía seguir, por entre las rocas, la marcha caprichosa de las jóvenes y de sus flirts. El traje claro de su amiga, y el elegante sombrero gris de Martholl cautivaban principalmente su atención. En cierto momento, pudo ver a María Teresa y a las jóvenes que la precedían, detenidas ante una bajada difícil.

Palabra del Dia

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