Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de julio de 2025
Todos presentían una gran partida emocionante. El banquero se había olvidado de la duquesa y de su propia humildad.
Por el contrario, todo le demostraba su semejanza con un canto rodado, el cual ni siquiera tiene forma propia, sino aquella que le dan las aguas que lo arrastran y el puntapié del hombre que lo desprecia. Todo le demostraba que su jerarquía dentro de la casa era inferior a la del gato, cuyo lomo recibía las más finas caricias, y a la del mirlo que saltaba en su jaula.
Si el subprefecto de Mauriac hubiese querido conceder una medalla de plata, no hubiera tenido más que escribir a París, porque Sebastián había salvado a muchas personas, con grave exposición de su propia vida, y en especial a dos gendarmes que estaban a punto de ahogarse, con sus caballos, en el torrente del Saumaise.
Hubo un momento en que pensé que eras tú el que habías impulsado á ese badulaque, pero la torpeza de su conducta me probó claramente que obraba por su propia iniciativa. Yo no os quiero mal, Bobart.
Que antes de tener conciencia de sí propio, el yo no existe como objeto de su reflexion, es una verdad palpable; antes de pensarse á sí mismo no se piensa á sí mismo; ¿quién lo duda? pero la dificultad está en si el yo es algo, independientemente de su propia reflexion, ó de su objetividad para sí mismo; esto es, si en el yo se encuentra algo mas que el ser pensado por sí mismo.
Habíase por entonces abierto al público la última sección del Ferrocarril de Medina del Campo á Salamanca, lo cual quería decir, en términos metafóricos, que esta insigne y venerable ciudad, monumento conmemorativo de sí propia, acababa de ser desamortizada por el espíritu generalizador de nuestro siglo, pasando de las manos muertas de la Historia ó de la rutina, al libre dominio de la vertiginosa actividad moderna.
Ella misma limpiaba su dormitorio, para evitar un quehacer á la vieja doncella. No quería admitir la ayuda de Valeria. Cada una corría con el arreglo de su propia habitación, ya que la servidumbre era escasa. Además, entraba en la cocina algunas veces, y hasta por su gusto habría ayudado al jardinero en el cultivo de la pequeña huerta.
Fortunata iba poco, por propia inspiración y también por consejo de Aurora, pues no convenía que la viesen allí las de Santa Cruz, que frecuentaban mucho el taller y tienda.
Era el ansia de luz y de aire libre que se experimenta después de un encierro dulce; la necesidad insolente de mostrar la propia dicha en público, cuando empiezan á resultar pesadas las horas felices, por su monótona repetición; el deseo de prolongar á la vista de todos la intimidad secreta, con el incentivo de tener que fingir, ocultando los verdaderos sentimientos.
Da gracias a que llegó por fin este mañana, que no es del todo malo; pero ¡ay de aquel mañana que no ha de llegar jamás! Hay hombres que dan su nombre a su siglo, hombres privilegiados que, calculada la fuerza de cuanto los rodea y la suya propia, saben hacer a la primera tributaria de la segunda; que se constituyen manivelas de la gran máquina en que los demás no saben ser más que ruedas.
Palabra del Dia
Otros Mirando