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Actualizado: 28 de junio de 2025
Pero, señor, su posición, su fortuna... Señor, yo estoy en la calle, en la última miseria; me han arruinado, señor, usted lo sabe bien al decirme esto, el rostro de don Eleazar se descomponía de tal manera que infundía la más profunda lástima.
La niebla azulada del valle acortaba las distancias, hasta el extremo de que se hubiera creído poder alcanzar la posición con la mano; pero Hullin y Materne no se engañaban; había más de seiscientos metros, y ningún fusil alejaba tanto.
El duque de Lerma, que había tenido aquella mañana una entrevista escandalosa con su hija la condesa de Lemos, debía tener aquella noche otra con su hijo el duque de Uceda. Condiciones eran de su posición. Había asaltado el poder por medio de intrigas y de bajezas, y la bajeza y la intriga debían acometerle á su vez.
En esta disposición, la idea de recobrar la posicion antigua; el deseo de ver el cielo de la patria y el techo del hogar, no ajeno á las almas más escépticas y depravadas, se iba haciendo sentir en la suya.
Esta lengua es mucho mas copiosa, enérgica y elegante de lo que se debia esperar de una gente no civilizada: los nombres tienen solo una declinacion, siendo todos de un género comun. Los tres casos dativo, acusativo y hablativo, tienen la misma terminacion con su adicion ó posicion.
Las páginas en que esta mujer medio salvaje dirige a su cría por el camino de la posición con un cariño tan rudo como intenso y una voluntad feroz, son de las más bellas de la obra.
Cuando hubo cambiado algunas palabras corteses con casi todos los tertulios, haciendo a cada cual la reverencia que dada su posición le correspondía, la marquesa de Alcudia le tomó por su cuenta, y llevándole a uno de los ángulos del salón y sentados en dos butaquitas, comenzó a hablarle en voz baja como si se estuviese confesando.
Sea de elevada o ínfima posición, no puede el hombre vivir sin deseos, y el cura sufriendo la ley común, había soñado durante treinta años de su vida la posesión de un púlpito.
En primer lugar, siendo yo mocita casadera, y si no ocupando cierta posición, aspirando a ocuparla, debí dejar de ir por agua a la fuente y a lavar al albercón. Debí darme más tono. Y ya que no me lo di, aún fue mayor disparate el querer de repente transformarme en dama y eclipsar y aturdir y excitar la envidia y la rabia del señorío mujeril de este lugar.
Así que supieron nuestra posición y destino, algunos pasajeros que iban a puntos próximos me dejaron ver una franca y sincera conmiseración.
Palabra del Dia
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