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Actualizado: 28 de junio de 2025


Para comunicarse con la Pola el pueblo de Entralgo no tenía puente. Se necesitaba subir dos kilómetros río arriba para hallar uno de piedra de antiquísima construcción. Y como era molesto el rodeo, los vecinos de la parroquia y también los de Villoria utilizaban una barca. El estampido de los cohetes se fué aproximando y los sonidos de la gaita haciéndose más claros.

Para llegar á tal grado de civilización era necesario que los lavianeses aunaran sus esfuerzos. Esto se repetía sin cesar en la Pola.

Y de mi llanto deshecho ten piedad: muerte y un lecho prepárame con amor. ¡Tras de este vivir amargo, dame un sueño largo, largo... muy largo y reparador...! Fraile agustino, muchos años residente en Filipinas, donde estuvo prisionero cuando la revolución de 1896, concluída en 1898 con la emancipación de las islas. Es asturiano, de Pola de Labiana.

Una tristeza profunda se esparce por el rostro de los lavianeses. Pachón empuña con rabia la barra, pero no logra ponerla más allá que la vez anterior. Otros hijos del valle, los unos de Entralgo, los otros de la Pola, ensayan también sus fuerzas. Nadie consigue acercarse ni con mucho á la orgullosa ramita de nogal.

Tres días hacía que el zagal de la Braña estaba en Canzana, cuando un vecino que había ido á la Pola á pagar la contribución entregó al tío Goro una carta que había para él en la estafeta. Era de Demetria. El tío Goro la tomó gravemente y se la metió en el bolsillo.

Por fin llegan á la Pola, siguen á Entralgo y para vadear el río se ve necesitado Nolo á mojarse hasta la cintura porque teme que el caballo resbale con los dos y con ellos en el agua. Así, montada sólo Demetria y llevando él á Lucero por el diestro, se salvan de un percance. Cuando tocan en las casas de Entralgo comienza á llover con violencia.

Las tres primeras estaban descontadas: Tiraña por hallarse demasiado lejos; la Pola porque sus habitantes, más cultos, más refinados, se creían superiores y despreciaban á los rudos montañeses de Lorío y Villoria; Carrio por ser la más pobre y exigua del concejo. Después de reposar un instante los tres embajadores prosiguieron su camino por las cumbres que señorean el riachuelo de Villoria.

Por espacio de tres ó cuatro días sólo con D. Prisco cambió algunas palabras. Pero su temperamento vivo y locuaz no tardó en levantar la cabeza. Comenzó á departir con la gente y á mezclarse entre los grupos de aldeanos buscando conversación. Algunos días montaba á caballo y se iba á la Pola y allí visitaba á los amigos y conversaba con ellos largamente.

Entonces siguió á Carrio, porque el castañar donde había ido á cortar hoja no estaba lejos de este pueblo. En Carrio nadie la había visto. Desde allí, atravesando el río por la barca, se trasladó á la Pola. Tampoco nadie la vió por allí.

El diluvio duró un cuarto de hora; de pronto, el sol brilló de nuevo, los árboles sacudieron las últimas perlas suspendidas en su cabellera, el azul del cielo apareció más intonso, y el coro de los insectos entonó da capo su eterna sinfonía.... Eran las tres y cuarto de la tarde cuando llegamos a la plaza de Guaduas, que aún aguarda la estatua de la Pola , la más noble entre las hijas del valle.

Palabra del Dia

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