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Actualizado: 12 de mayo de 2025


Los trozos de desnudo son en cuanto a la pureza de modelado como fragmentos de estatuas clásicas; en las ropas cada pliegue acusa el bulto que esconde. La mancha total del color es caliente, dominando los tonos pardo-amarillentos de tezes curtidas por la intemperie y de los paños burdos.

Frunció, pues, Butrón el formidable pliegue, y mirando la ceniza de su cigarro, dijo solemnemente: ¡Olózaga!... El y sólo él sirve de puntal a esta situación que se desmorona... Sin su habilidad y sus esfuerzos, tendríamos ya la Restauración planteada hace medio año.

Circunspecta por carácter y posición, no hablaba nunca más que para responder con breve urbanidad a las preguntas que se le dirigían, y obedecía, si no con paciencia, al menos con calma imperturbable las con frecuencia mortificantes órdenes y tiránicos caprichos de la baronesa: un imperceptible vertical pliegue entre los dos arcos de sus cejas, que se acentuaba algunas veces bruscamente, podía sólo dar testimonio de la secreta repugnancia que le causaba su casi servil situación.

Y en honor de la verdad, aquellos destinos del orbe entero, que encerraba Napoleón en el pliegue vertical de su frente, podían quedar entre las cejas del marqués perfectamente arropados, como entre dos pellejos de conejo.

Esperó algunos instantes para ver si el abismo devolvería algo, pero la ola volvió á cerrarse tan misteriosa como antes, sin aumentar en un pliegue más su rizada superficie, como si en la inmensidad del mar solo hubiese caido un pequeño pedruzco.

Todas las cosas pertenecientes a la señorita Nancy eran de una limpieza y de una pureza delicadas: ni un solo pliegue dejaba de tener su razón de ser; ni la más pequeña pieza de sus ropas carecía de la blancura que se supondría debía tener; hasta los alfileres de su almohadilla estaban clavados según un modelo de que tenía la prolijidad de no apartarse; y, en cuanto a su misma persona, daba la idea de una elegancia tan invariable y exquisita como la de un pequeño pájaro.

¡Divina..., divina! murmuró el marino, casi en un soliloquio; y devoraba con delectación el rubor de la muchacha y su emoción profunda.... Cuando volvieron de aquel breve paseo, Andrés se había marchado sin esperar a comer; Narcisa tenía un pliegue enigmático en su frente orgullosa, un poco deprimida, y doña Rebeca parecía que había llorado.

Seguramente en ningún sitio donde no haya estado repuso el pintor con su habitual displicencia. ¿Has estado en una taberna del Puente de Vallecas? replicó Tristán sin abandonar la sonrisa, pero mirándole con atención intensa a la cara. Ni un pliegue de ésta se descompuso, ni el más ligero cambio en su color, ni una ráfaga de sorpresa por los ojos.

Con la boca abierta y un pliegue vertical entre las cejas, contemplaban ansiosos las genuflexiones y manejos del hombre dorado y los gestos del hombre negro que le seguía en todas sus evoluciones. Eran pequeños alemanes que por primera vez veían una misa. Maltrana examinaba el público amasado en el salón. Gran concurrencia dijo . Ninguna fiesta de a bordo ha reunido a tanta mujer.

No se sabe si está sentada en una silla, ó si flota en el aire, como se mece un nido en el árbol, cuando lo agita el viento. Mira hácia abajo, mientras que con el dedo pulgar y el índice coge un pliegue sutil en su falda.

Palabra del Dia

bagani

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