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Actualizado: 20 de junio de 2025


Verdaderamente, si en la segunda mitad del siglo XV, en que la humanidad dió cima á tan altas empresas, no hubo hombre mejor que Fausto, es menester confesar que la humanidad no vale un pito. Pero no es esto lo más singular; lo más singular es que Fausto, á quien el poeta nos presenta en las primeras escenas como un sabio de extraordinaria magnitud, resulta luego un tontiloco.

Apenas había chicuelo que no fuese obsequiado por sus padres o por los amigos de sus padres con un pito, con una trompeta o con un tambor. Y como casi todos desplegaban en seguida su capacidad musical en los instrumentos que les habían mercado, el aire resonaba con marcial y alegre, aunque algo discordante armonía.

Al fin, el más poderoso de todos, el egregio duque de Requena sacó el pañuelo y lo agitó en la ventanilla. Sonó un pito, respondió la máquina con prolongado y fragoroso ronquido, y resoplando y bufando, el tren comenzó a mover sus anillos metálicos y a arrastrarse lentamente alejándose de la estación.

En una de las escenas en que el rey Mahometo le dice á la princesa Rogeria que ya está al tanto de cuanto ocurre y que si cree que él se mama el dedo está equivocada, Rogeria que sin duda no tiene ganas de broma le contesta que eso de mamarse el dedo se lo cuente á su abuela, y para dar mayor fuerza al argumento llama á sus ejércitos y se provee de daga y espada; en esto el apuntador toca un pito, la música lo hace del Himno de Riego, entran en plaza precipitadamente ejércitos moros y cristianos, y se arma una de polvo y de latigazos que da gozo.

¿Y por supuesto añadió éste , estará levantada y tan campante? Tan campante y levantada repitió Bermúdez , y haciendo labor en el saloncillo. Pues ¿qué pito tocamos aquí nosotros entonces? exclamó Fuertes hecho un cascabel . Vamos a acompañarla y a darla conversación... Digo, si no la molesta, o yo no estorbo.

Corrí yo entonces a rematarla con otro tiro de mi escopeta; pero me detuvo Chisco, diciéndome mientras cargaba apresurado la suya igual que hacía Pito por su parte: Guarde esas balas por lo que puede suceder de prontu. Pa lo que usté desea jacer, con el cachorriyu sobra.

Al otro lado, los tranvías corrían sobre los railes, obstruidos por carros y camiones, que sus conductores apartaban de la vía renegando al oír el pito de los mayorales, y por la larga acera de piedra, en silencio, paso a paso de arriba a abajo, se aburría autoritariamente la pareja de guardias de orden público, entonces llamados amarillos, sin otro consuelo que echar miradas subversivas a las criadas de buen ver.

Chisco, Pito Salces y yo, armados hasta los dientes y bien apercibidos, en acecho y sin respirar, en las tinieblas del portalón; uno de nosotros abriendo la puerta con las precauciones convenidas en cuanto se dejara oír afuera el silbido del baratijero, y luego los tres, según iban entrando los bandidos... ¡fuego a quemarropa sobre ellos!

Una cabecita pequeña, boca gruesa, bigote y perilla rubios, ojos saltones y miopes, tras unas enormes gafas... Feo, muy feo. El lo sabe y le importa un pito.

Antiguamente se decía tu; pero un rey así llamado, prohibió, según uso tahitiano, el empleo de este silaba en la lengua. En marq. y sand. tua, que significa también cortar, tiene además el sentido de cosechar. En malg. se dice fitu: en javanés ngoko pitu y últimamente tagalog pitó.

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