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Actualizado: 11 de mayo de 2025


¿Qué más que escribir una sátira de la tal tertulia con mucha sal y pimienta, retratando a todos los que van a ella, y mandarla al <i>Robespierre</i> para que la estampe? añadió un pavo.

CHOCHAS EN SALSA. Desplumadas y limpias las chochas, se frotan con un paño sin lavarlas y se sazonan con sal; en una tartera se pone cebolla cortada a ruedas, una jícara de aceite, otra de vino blanco, manteca y pimienta molida; se tapan bien y se cuecen despacio; cuando están a medio cocer se agrega el hígado y las tripas, y cuando está cocido se pasa la salsa, se machaca bien en el mortero la cebolla, los hígados y tripas, y con eso se espesa la salsa, y se sirven.

Golpeó la tabaquera y echó una mirada a su rededor con aire de triunfo. ¡Ah! en verdad que tiene espíritu sutil, mi amiga Priscila prosiguió el doctor, prefiriendo atribuir el chiste a una dama antes que reconocer la ventaja que al hacerlo había tomado el squire sobre su cuñado . ¡Deja a un lado un poco de pimienta para sazonar la conversación; por eso es que no la hay en exceso en sus platos!

PASTEL DE HÍGADO DE CERDO. Se pica medio kilo de lomo y otro medio de hígado, perejil, pimienta inglesa, pan molido y huevos batidos; se sazona de sal y se envuelve bien todo. Se mete en un molde entre el velo de grasa que cubre el hígado, y bien cubierto con el mismo velo se cuece al horno.

Visita disponía de los criados del Marqués; previo el consentimiento del cocinero, por lo que respecta a la cocina, sacaba algunas provisiones de la despensa; mandaba a la tienda por azúcar, pasas, pimienta, sal, ¡diablos coronados! si el señor Pedro no abría los cajones de sus armarios; que viniera todo lo que se necesitaba. «¿Dinero?

FÓRMULA TERCERA. Después de limpias las perdices se ponen en una olla y se echa dos jícaras de aceite, una de vino blanco, una cucharada de vinagre, cuatro jícaras de agua, una cabeza de ajo, una cebolla a ruedas, dos granos de clavillo y cuatro de pimienta, una hoja de laurel, una ramita de perejil y sal. Se pone un papel de estraza debajo de la cazuela con agua.

Por algo entra la ciencia en la novela de don Pío Baroja; pero entra como elemento o ingrediente para divertir y burlar. Aunque sea mala comparación, es como el aliño o la sal y pimienta del guiso. Alguien censura de desordenada o de casi sin pies ni cabeza la novela de que estamos tratando. Yo considero severísima y punto menos que infundada la tal censura.

Todas acudían allí para traer telas, alhajas, primores y otros objetos de arte producto de la industria europea, conque satisfacer el amor al fausto de los portugueses, y para llevar, en cambio clavo y pimienta, perfumes de Arabia, canela de Ceilán, sedas y porcelanas del Catay, marfil de Guinea, alfombras de Persia, chales y albornoces de Cachemira, perlas, diamantes y rubíes de las montañas y de los golfos de la India, bambúes y cañas y tejidos de algodón y de nipa de Bengala, monos, papagayos y otras aves de vistosas plumas, y mil exóticas curiosidades del extremo Oriente.

La cena era breve pero buena, platos fuertes, buen Burdeos, buena champaña; en fin, como decía el Marqués, primero mar y pimienta, después fantasía y alcohol. Todos, las baronesas inclusive, se reían de los plebeyos que allá fuera seguían bailando y tenían que contentarse con los helados que se servían sobre las mesas de billar. De vez en cuando daban golpes en la puerta por fuera.

Comprándolas en la misma fuente, naturalmente que serían más baratas que sacándolas como hasta entonces del occidente de la India. Una baja sobre la pimienta fué la inspiración primitiva del viaje más heroico que se ha hecho en nuestro planeta. Por aquellos tiempos, el espíritu cortesano, la intriga, teníanlo dominado todo en Portugal.

Palabra del Dia

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