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Actualizado: 17 de julio de 2025


Hacía poco más de veinte años había en Peñascosa un pescador de altura llamado Mariano Lastra, a quien todos sus compañeros apreciaban por sus sentimientos honrados y carácter apacible. Este pescador pereció con otros ocho tripulantes de la lancha en que iba, a consecuencia de una galerna de poca importancia. Sólo aquella embarcación había zozobrado.

De otra parte, por un contraste que parece extraño á primera vista, el pescador ama á todas esas pobres bestias de las que es perseguidor; ha estudiado sus hábitos y género de vida con cierto entusiasmo y procura descubrir sus virtudes é inteligencia.

Habíamos convenido en salir dijo sonriéndose el poeta. ¡No, no! ¡Calendal! ¡Calendal! Mistral transige y con su voz musical y dulce, llevando el compás de los versos con la mano, empieza la lectura del primer canto: De una zagala loca de amor, Ahora que ha dicho la desventura, Cantaré, Dios mediante, un hijo de Cassis, Un desgraciado pescador de anchoas...

No contó su historia el pescador sin hacer muchas pausas, y á cada una le decia Zadig, arrebatado y fuera de : ¿Con que nada sabeis de la suerte de la reyna? No, señor, respondia el pescador; lo que , es que ni la reyna ni Zadig me han pagado mis requesones, que me han robado á mi muger, y que estoy desesperado. Yo espero, dixo Zadig, que no habeis de perder todo vuestro dinero.

Vamos, tío Pedro siguió la tía María, cuyas lágrimas corrían hilo a hilo por sus mejillas, al ver el desconsuelo del pobre padre ; ¡un hombre como usted, tamaño como un templo, con un aquel que parece que se va a comer los niños crudos, se amilana así sin razón! ¡Vaya! ¡Ya veo que es usted todo fachada! ¡Tía María! respondió en voz apagada el pescador , ¡con esta serán cinco hijos enterrados!

Sabrás que una vez se cayó un avariento en un río. Un paisano que vio se le llevaba la corriente, alargó el brazo y le gritó: «Deme la mano.» ¡Qué había de dar!, ¡dar!, antes de dar nada, dejó que se le llevase la corriente. Fue su suerte que le arrastró el agua cerca de un pescador, que le dijo: «Hombre, tome usted esta manoConforme se trató de tomar, estuvo mi hombre muy pronto, y se salvó.

La opinión de Dolores fue que si el pescador había dado dos veces la vida a su hija, la voluntad de Dios le había dado dos veces la felicidad, proporcionándole tal padre y tal marido. Manuel observó que había una torta en el cielo reservada para los maridos que no se arrepintiesen de serlo; y que hasta ahora nadie le había metido el diente.

Por último, y vengamos al asunto, pesándome de vivir todos los días en una misma casa, la vista de un cuarto desalquilado hace en mi ánimo el mismo efecto que produce la picadura del pez en el corazón del anhelante pescador que le tiende el cebo.

Señor le dijo llorando un pobre pescador de barba blanca, con un gorro catalán en la mano ¡señor, que este año nos morimos de hambre! ¡que no da para borona la costera del besugo!...

Bajo su gobierno ocurrió aquella famosa revolución de una semana, durante la cual el pescador Masaniello fue aclamado rey por el pueblo y asesinado después por el mismo pueblo que le había aclamado. El duque de Arcos, al volver al poder, no fue ni más hábil ni más clemente; redobló sus rigores, a los que él denominaba rigores saludables. Este era todo su sistema político; no conocía otro.

Palabra del Dia

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