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Actualizado: 25 de junio de 2025
Los únicos animales peculiares á estas islas son penguinos, y butardas, siendo solo estos últimos comestibles, matándolos con escopeta, y cuando hay pocos se venden muy caros: cógese tambien algun pescado, pero en tan corta cantidad, que no basta para los moradores.
Se fríen unas rajitas finas de cebolla y se agregan al pescado con un poquito de aceite; pónganse unas variantes picadas, perejil y alcaparras también picadas y un poquito de mantequilla; téngase al horno quince minutos, rociándolo con limón al tiempo de servirlo, y, si estuviese seco, añádase caldo.
No obstante, para ser investidos de tan alta dignidad, los nuevos sacerdotes tenian que someterse durante dos años á un régimen de ayunos, de continencia absoluta en sus relaciones con las mugeres, y á la abstinencia de comer pescado so pena de ser devorados por el tigre.
En algunas partes, sin embargo, pescadores é industriales han intentado reemplazar la pesca por la recría del pescado. Como hombres ociosos la mayor parte, han obtenido resultados curiosos, completamente inútiles para aumentar nuestros conocimientos sobre los animales, sus costumbres y naturaleza, y casi insignificantes bajo el punto de vista económico.
Cuando el indio quiere dotar á sus sementeras de este pescado, hecha la semilla, como ellos dicen, que consiste en soltar vivos en el fango unos cuantos de éstos, y desde entonces sabe que no le faltará dalag en el momento en que llueva. Las sardinas abundan extraordinariamente en todo el S. del Archipiélago.
Nadie iba á traerle el pescado para el diario alimento, ni el agua necesaria, ni la leña para hacerle hervir el caldero. Lo único que le tranquilizó, dándole la seguridad de no morir de hambre, fué ver que no quedaba nadie en torno de él capaz de cortarle el paso. El destacamento de soldados que vivaqueaba antes entre el puerto y la playa había desaparecido.
¡Qué estorbar, hombre, ni qué canástoles! respondió Bermúdez que no deseaba otra cosa desde que había pescado algo también en don Claudio. A ver si a fuerza de acumular factores allí, salía siquiera una chispa de luz. Ya estamos andando. Y se fueron los dos al saloncillo.
El amanecer debía sorprenderles en el Vedrá. ¡A ver si el señor salía pronto de su torre! Se alejó el viejo tierra adentro, llevando pendiente de un brazo el cesto de pescado. Déle usted mi parte a Margalida, tío Ventolera, y que me traigan pronto la comida. El marinero contestó con un movimiento de hombros, sin volver el rostro, y Jaime fue avanzando por el borde de la playa hacia la torre.
¡Oh, está excelente, excelente! exclamábamos todos, dejándonoslo en el plato; ¡excelente!... Este pescado está pasado. Pues en el despacho de la diligencia del fresco dijeron que acababa de llegar, ¡el criado es tan bruto! ¿De dónde se ha traído este vino? En eso no tienes razón, porque es... ¡Es malísimo!
En la calle de la Ruda tuvo que agarrarse del brazo de Isidro para poder andar sobre el asfalto resbaladizo, cubierto de hojas verdes, paja mojada y escamas de pescado. Mujeres de delantal mugriento, abombado por la voluminosa panza, pregonaban el buen repollo y la fresca escarola.
Palabra del Dia
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