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Actualizado: 9 de junio de 2025


Pepe, poseído de una tristeza rayana en la desesperación, carecía de calma para coordinar las ideas: esforzábase por adivinar lo que hubiera ocurrido; pero sus suposiciones y conjeturas quedaban suspensas, como truncadas por la inacción del pensamiento, que no podía fijarse ni insistir en nada.

Pepe... Y póngase la gorra, que está sudando y se puede constipar».

Al cabo de un rato, al colocar Pepe unos libros en su sitio, volvió a mirarla sin que ella entonces pudiera verle.

Pepe le hizo un guiño malicioso como diciendo: "Has triunfado en toda la línea". El joven concejal sintió que se acercaba a pasos de gigante el logro de sus esperanzas y el apogeo de su dicha. El cotillón fué digno remate de aquel baile brillantísimo.

Trascurrieron unas cuantas semanas sin que la situación variase notablemente, pero sin que a Pepe le pasara inadvertido el menor detalle de lo que ocurría.

El duque entregó disimuladamente una bolsa de monedas de oro a María, y esta, envolviéndola en su pañuelo, las arrojó a la plaza. Al hacer Pepe Vera una nueva demostración de agradecimiento, las miradas de sus ojos negros se cruzaron con las de María.

Pepe, desde que dejó por la cesantía de ir a la biblioteca del Senado, dedicó las tardes a hacer compañía a su padre, y entonces comprendió que su madre y su hermana habían roto todo lazo que las sujetase al hogar.

Esto tenía inquieta á la esposa de Pepe de Chiclana, porque conocía las pésimas condiciones del sujeto. Deploraba lo que podía suceder, no sólo ya por Soledad, sino también por María-Manuela, á quien igualmente estimaba.

Llegó a decirme, en el calor de su entusiasmo, que se le figuraba que era yo mejor poeta que Pepe Ruiz, el autor de Hojas del árbol caídas juguete del viento son. En su boca era mejor elogio que si me hubiera colocado por encima de Homero.

En su rostro se bosquejó una sonrisa, que no hizo en María la menor impresión, como si resbalase en su aspecto glacial, debajo del cual su vanidad herida juraba venganza. El traje de Pepe Vera era semejante al que sacó en la corrida de que en otra parte hemos hecho mención, con la diferencia de ser el raso verde y las guarniciones de oro.

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