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Actualizado: 6 de junio de 2025


Según él, todo español que va á América podrá conseguir cuanto desee, menos una cosa: tener hijos españoles. Si fuese verdadera la afirmación, que por dicha no lo es, toda la malquerencia, todo el odio y todo el desdén que supone el Sr. Merchán que los españoles peninsulares tenemos á los españoles criollos, estarían, hasta cierto punto, fundados.

Estos versos son naturales, sencillos, y se recomiendan por cierta delicada ternura y profundidad verdadera de afecto, poco comunes en los poetas peninsulares de aquella edad. En suma: el libro del Sr. García Pérez es digno por todos estilos del buen informe que la. Real Academia Española dió sobre él y en cuya virtud el Gobierno le ha hecho imprimir á sus expensas.

Hay entre ellos dos, Manuel Romero de Aquino y José García Collado, sobre cuya obra requerimos la atención del lector. Peninsulares ambos; pero emigrantes en edad moza al Archipiélago, allí besaron las pimpleides su frente de elegidos. Allí murieron, desconocidos de la tierra del abolorio.

Una prueba más de que no son los españoles peninsulares tan culpables de este absolutismo de los diez años, sino de que nos le impusieron las más poderosas naciones de Europa, es que desde que en 1834 hubo en España un gobierno liberal, los gobiernos de esas naciones se negaron á reconocerle, le volvieron la espalda y favorecieron al pretendiente, rey de los fanáticos y serviles.

A esta última asistió el General Blanco, Capitán General de la Isla entonces, y notables personalidades cubanas y peninsulares.

Pero no bien hubo en España una Constitución liberal, en 1812, la Asamblea que formó esta Constitución declaró, adoptando la elevada idea de Felipe II, que la nación española es el conjunto de todos los españoles de ambos hemisferios. Las libertades de que desde entonces debieron gozar los peninsulares las debieron gozar también los cubanos.

En cambio los españoles jamás pudieron vencer á los cubanos, por la sencilla razón de que la famosa táctica mambisa de los libertadores, resultaba un problema demasiado complicado para los generales y soldados peninsulares, que no obstante sus esfuerzos sólo conseguían encontrar al enemigo cuando éste lo tenía por conveniente.

Ambas Castillas están pobres y desoladas. Los palacios de los peninsulares enriquecidos en Cuba son más difíciles de hallar que los de Dulcinea. Y no hay monumento de algún valer que no se haya erigido con dinero nuestro y no cubano.

Aquella noche los guardias de las puertas de la ciudad fueron sustituidos por artilleros peninsulares y al día siguiente, á los primeros rayos del sol, Ben Zayb que se aventuró á dar un paseo matinal para ver el estado de las murallas, encontró en el glacis, cerca de la Luneta, el cadáver de una jovencita india, medio desnuda y abandonada.

Mi interlocutor suspiró también, por cortesía, y continuó: ...Que sus navegantes dieron a los funcionarios chinos. Viene de su verbo, de su lindo verbo... Cuando teníamos verbos... interrumpí yo, por esa costumbre instintiva en los peninsulares de hablar mal de la patria.

Palabra del Dia

rigoleto

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