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Actualizado: 10 de mayo de 2025


Contemplando las corrientes de agua regularizadas y reducidas á cajas cuadrangulares, donde los peces se engordan como esclavos, nuestros descendientes pensarán con cierta tristeza en nuestros arroyos libres todavía.

Don Manuel José Ramón Pez andaba, en la época a que se refiere este nuestro panegírico, entre los cincuenta y los sesenta años. Desde su tierna edad servía en esta maternal Administración española. De niño había tenido el amparo de otros peces mayores y de los Pipaones, que también eran Peces por la rama materna.

9 Un muchacho está aquí que tiene cinco panes de cebada y dos peces pequeños; ¿mas qué es esto entre tantos? 10 Entonces Jesús dijo: Haced recostar los hombres. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como número de cinco mil varones.

Peces azulados, rojos, grises y blancos, surcan como rayos la cristalina agua ó pasan bajo las guirnaldas del bosquecillo acuático como si pasaran bajo arcadas triunfales.

Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos. 35 Y mandó a la multitud que se recostasen sobre la tierra. 36 Y tomando los siete panes y los peces, dando gracias, partió y dio a sus discípulos; y los discípulos a la multitud. 39 Entonces, despedida la multitud, subió en un barco; y vino a los términos de Magdala.

Vive en el agua, y hace mucho daño á los demas peces: pone en tierra sus huevos, á dos ó tres pasos de la orilla del rio: huele á almizcle, y sabe bien: su carne no es dañosa, y su cola es delicadísimo manjar. Entre nosotros se cree que es animal venenoso, y se llama cocodrilo.

Y IESVS les dixo, No tienen neceššidad de yrše: daldes vošotros de comer, Y ellos dixeron, No tenemos aqui šino cinco panes y dos peces. Y el les dixo, Traedmelos acá. Y mandando

En este caso, como sus cabellos-nadaderas permanecen encima, flotan á la ventura, presa de los peces y con gran contento de las aves marinas que se divierten arrancándolas de su elemento. Durante toda una estación pasada á orillas del Gironde, veíalas, empujadas fatalmente por el canalizo, ser arrojadas á la costa á centenares, y secarse allí míseramente.

29 Volvió sus aguas en sangre, y mató sus peces. 30 Engendró ranas su tierra, ranas en las camas de sus mismos reyes. 32 Volvió sus lluvias en granizo; en fuego de llamas en su tierra. 33 E hirió sus viñas y sus higueras, y quebró los árboles de su término. 34 Dijo, y vinieron langostas, y pulgón sin número; 35 y comieron toda la hierba de su tierra, y comieron el fruto de su tierra.

El arroyo no es sólo para nosotros el más gracioso ornamento del paisaje y el lugar encantado de nuestras alegrías; es además para la vida material del hombre un depósito de alimentación, y su agua fecunda nutre las plantas y los peces que sirven para nuestra subsistencia.

Palabra del Dia

hociquea

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