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Actualizado: 22 de noviembre de 2025


Luego, niños y niñas, cuchara en mano, corrían de un extremo a otro de la terraza para recoger sin rotura unos huevos depositados en el suelo. El ganador era el que regresaba más pronto al punto de partida. Después corrieron para recoger patatas esparcidas en la cubierta, y el que llenaba su tanque con mayor rapidez vencía a los otros. Retiráronse los pequeños para dejar sitio a los grandes.

Al señor don Félix de Azara, Capitán de fragata de la Real Armada, y Comandante de la tercera partida de la demarcación de límites con Portugal por la provincia del Paraguay.

El comandante y los demás comensales eran de buena pasta y respondían sin incomodarse pizca a estas bromitas. Llagostera pensaba que eran la flor y la suprema expresión del humorismo y la sal ática. Por supuesto que, al cabo de algunos dimes y diretes, salía siempre con las manos en la cabeza. Oiga, comandante: no habrán dajado de mandar a la asposisión una buena partida de naranjas y melones...

Al caer la tarde la partida se puso en marcha, y Ferreiro sobre un caballejo, iba orgulloso al frente de su artillería, regalándose los oídos cada vez que lo llamaban "coronel".

¡Hay hombres afortunados! decían otros comerciantes envidiosos; comprar una casa por nada, vender bien su partida de zinc, asociarse con un Simoun y casar á su hijo con una rica heredera, ¡diga usted que son gollerías que no las tienen todos los hombres honrados! ¡Si supieran ustedes de dónde le viene al señor Pelaez esa gollería! Y con el tono de voz se indicaba á mismo.

Todo el mundo se va; además, Lautrec ha fijado su partida para la semana próxima, lo que me tranquiliza. Deploro dar al asunto la menor importancia, y, sin embargo, prefiero saber que está lejos. Luciana también sale dentro de unos días, con su madre, para Ruán, donde hay una exposición de pinturas. Supongo que procurará volver a París al mismo tiempo que yo. Tengo abajo el coche.

Al fin se detiene, examina unas hierbas, y dice: «¡Por aquí ha salido; no hay rastro, pero estas gotas de agua en los pastos lo indicanEntra en una viña; Calíbar reconoció las tapias que la rodeaban, y dijo: «Adentro está». La partida de soldados se cansó de buscar, y volvió a dar cuenta de la inutilidad de las pesquisas. «No ha salido» fué la breve respuesta que sin moverse, sin proceder a nuevo examen, dió el rastreador.

Singuet, que lo quería bien, preguntole a qué pensaba dedicarse, contestándole él que buscaría trabajo. Al fin y al cabo, aquella forzada ociosidad le aburría demasiado. M. L'Ambert sanó de su coriza y alegrose de haber borrado de su presupuesto la partida correspondiente a Romagné. Ningún otro accidente vino a interrumpir después el curso de su dicha.

Inventaba mil tormentos armándole trampas para ver si caía o no caía. Tan odioso llegó a serle aquel hombre, que al fin se dejó ella caer. Metiose adrede en la trampa, conociéndola, por gusto de jugarle una partida al muy majadero, porque así se vengaba de las muchas que le habían jugado a ella.

Toda la vida pública de Quiroga me parece resumida en estos datos. Veo en ellos el hombre grande, el hombre genio a su pesar, sin saberlo él, el César, el Tamerlán, el Mahoma. Ha nacido así y no es culpa suya; se abajará en las escalas sociales para mandar, para dominar, para combatir el poder de la ciudad, la partida de la policía.

Palabra del Dia

vengado

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