United States or Togo ? Vote for the TOP Country of the Week !


Téngase presente que esta disquisición erudita sirve tan sólo para realzar la verosimilitud de la novela, por ser incuestionables su verdad poética general y la posibilidad de que la acción pasara en la Nueva Inglaterra de los primeros tiempos.

Pedro Sánchez me parece mucho mejor novela que El buey suelto; pero me quedo con El sabor de la tierruca y con Don Gonzalo. Y, por otra parte, esta opinión mía a nadie quiere imponerse.

Para que se vea con cuánta exactitud imita casi siempre Rotrou al poeta español, léanse las estrofas de uno y otro que copiamos . Continuación del examen de las obras dramáticas de Rojas. LA tragedia Casarse por vengarse, es sin disputa, de más mérito poético. Lesage la ha incorporado en el Gil Blas, en prosa y en forma de novela.

Lasso es un buen novelista, si bien desea que acumule menos cosas cuando escriba otra novela, y que represente en ella la vida humana, sin que sean, y hasta sin que pueda presumirse que son sus figuras fieles retratos de determinadas personas, sin que contenga una acusación cada episodio, y sin que cada acusación lugar a una defensa.

Aun así, aun prescindiendo de la realidad que puede tener el modelo de cada uno de los personajes fingidos, he de confesar que gusto poco de la novela muy satírica. Y esto por varias razones. Indicaré aquí algunas. El principal objeto de la novela, como el de toda poesía, debe ser deleitar y conmover, si bien de un modo consolador y elevado.

Y, pareciéndole no ser cosa segura ni bien hecha darle ocasión ni lugar a que otra vez la hablase, determinó de enviar aquella mesma noche, como lo hizo, a un criado suyo con un billete a Anselmo, donde le escribió estas razones: Capítulo XXXIV. Donde se prosigue la novela del Curioso impertinente

Para toda persona refinada y culta, Próspero Mérimée y Teófilo Gauthier, por ejemplo, son mejores novelistas que Eugenio Sue y Ponson du Terrail, y, sin embargo, ni Colomba, ni El Capitán Fracasse, han logrado la vigésima parte del favor del público, de la venta y del aplauso que Los Misterios de París, o las interminables aventuras de Rocambole. ¿Consistirá esto en que Sue y Ponson du Terrail emplean el arte exquisito y profundo que Gauthier y Mérimée ignoran o en que la generalidad del público tiene un gusto pésimo, está muy atrasada aún y prefiere lo burdo a lo fino? ¿O consistirá esto en que el verdadero arte exquisito y profundo no ha llegado a descubrirse, sino muy recientemente, cuando Merimée y Gauthier estaban ya muertos y enterrados, y por virtud de dicho arte al público se le han abierto los ojos del entendimiento para comprender lo bueno, y a Zola, Daudet, Bourget, Ibsen y Tolstoï, se les han abierto los veneros y fuentes de la inspiración legítima para producir obras, que no sólo agraden en el día, sino que ya contengan en germen, cuando no en flor, la sublime novela del porvenir, en cuya comparación es el Quijote una obra superficial, epidérmica, sin trascendencia, sin enseñanza y de mero pasatiempo?

A ver si estas señoras, y muchas otras de que están llenas las historias sagradas y profanas, no sabían dónde les apretaba el zapato, en cuanto se refiere al arte cuyas reglas fundamentales puso Ovidio en verso. Pero volvamos a Julio Guzmán el extraño, y pongamos término a las divagaciones. El suceso que presta asunto a la novela o academia, es harto frecuente en la vida real.

De aquí la novela caballeresca, la ficción graciosa de Ginés Pérez de Hita.

De buena gana hubiera dado el brazo a Cecilia; pero ella ofreció el suyo a su esposo, y sólo quedaba la Vizcondesa. ¡Valiente compensación!... Me vi obligado a hablar de literatura y a enterarme de que la señora componía una nueva novela que deseaba leerme tan pronto como estuviese terminada. ¡A , que viajaba para divertirme!