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Actualizado: 8 de noviembre de 2025


Bastaba que Su Excelencia se apartase a leer en un rincón de la cubierta, para que al momento este rincón quedase aislado con atadijos de maromas, y junto a ellas un marinero de guardia con la consigna de que nadie viniese a turbar un estudio del que dependía tal vez la suerte de varios pueblos. Y lo que leía Su Excelencia era una novela de folletín.

Para ello lo primero que debieran representarse es que una novela es una obra de arte; por lo tanto, una obra donde la armonía es lo esencial.

Tal es la raza, tales las costumbres que ha retratado Pereda en su última novela, la mejor y más genial de las suyas. No parece sino que el asunto ha tenido virtud bastante para levantar el ingenio del autor a regiones que ni él mismo sospechaba hasta ahora.

Tiene mi padre una biblioteca rica en libros de historia; por fortuna no hay ni siquiera una novela. Mi madre ha escrito hoy una carta a la señorita de Orleans, que se encuentra en España, y ha querido que yo también le escriba dos renglones. Después de esto, hemos salido a paseo y llegado hasta Mont-Mirail, visitando al mismo tiempo los amigos de la familia.

Si el propósito se hubiera aclarado y marcado más, acicalando el autor el estilo irónico y aguzando su punta, en vez de titularse la novela Lully Arjona, hubiera podido tener por titulo Derribo de ideales.

No es esto, sin embargo, lo que más me aflige. Lo que más me aflige es que, desde hace muchísimos años, desde antes que hubiese pensado yo en escribir novelas de costumbres del día, se me había ocurrido escribir una novela histórica sobre Creta, y hasta había forjado el plan, aunque confusa y vagamente.

Ese joven que usted ha pintado ahí tiene demasiada luz, y le hace falta una buena dosis de negro. Hoy no saben dar claro-obscuro al estilo, y desde que han dejado de escribir ciertas personas que yo me , está la novela por los suelos.

Leyó el cura para tres o cuatro renglones y dijo: -Cierto que no me parece mal el título desta novela, y que me viene voluntad de leella toda.

Es posible que las reflexiones que anteceden se consideren como la expresión de un espíritu incapaz de apreciar ni comprender siquiera el primor, la pompa, el pensamiento profundo y la fuerza de la novela contemporánea. que mis humildes observaciones en nada influirán para modificar el gusto dominante.

Y sale a relucir aquí la visita del Delfín al anciano servidor y amigo de su casa, porque si Juanito Santa Cruz no hubiera hecho aquella visita, esta historia no se habría escrito. Se hubiera escrito otra, eso , porque por do quiera que el hombre vaya lleva consigo su novela; pero esta no. iv Juanito reconoció el número 11 en la puerta de una tienda de aves y huevos.

Palabra del Dia

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