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Actualizado: 29 de julio de 2025
Y abriendo violentamente la puerta una gran bocanada de aire ensordeció sus oídos con el vals de La Gran Duquesa, apagando por completo el dulce silbo del cielo, el piadoso clamor de la misericordia: Ora pro nobis!... Por calles extraviadas y volviendo siempre la cara atrás, cual si le persiguiesen, llegó a casa de la Albornoz muy agitado.
Lloraba como las nubes de otoño y no paraba de exclamar día y noche: ¡Santa María, Santa María!, tanto que una criada que dormía cerca, creyendo que su ama estaba rezando las letanías, no dejaba de responder devotamente: Ora pro nobis. »Mi tío siguió Rafael recibió orden de pasar a América; volvió para tomar parte en la guerra de la Independencia, y no tuvo tiempo para pensar en amoríos.
Dupont ordenó con el gesto a todos los que le rodeaban, que le siguiesen fielmente en sus respuestas al sacerdote. ¡Sancte Michael!... Ora pro nobis contestó el amo con voz firme, mirando a sus acompañantes. Estos repitieron las mismas palabras, y el Ora pro nobis se extendió como un rugido, hasta la cabeza de la procesión, donde el señor Fermín, parecía llevar el compás de tantas voces.
Est Deus in nobis respondió éste moviendo la cabeza de un lado a otro, como quien afirma algo bueno que es además indiscutible . No hay que darle vueltas, est Deus in nobis, semper et ubique. Y si no fuera así, pobres de nosotros a cada chapucería de las que arma Satanás en las disputas de los hombres.
Pero lanzó una tal carcajada, que su excelente hoja le cayó de la boca. La causa de su risa era el ver al capitán español y a su tripulación arrodillada ante una grosera imagen de San Pablo, que se golpeaban el pecho reiteradamente. El capitán, sobre todo, besaba una reliquia con fervor siempre creciente, y murmuraba: «San Pablo, ora pro nobis...» Pero San Pablo ¡ay! no se daba por entendido.
El coro respondía siempre con el mismo monotono rumor percibiéndose sobre él las notas gangosas de la voz de D.ª Rosa. Cuando llegaba la letanía, aquel rumor monotono cambiaba, se trasformaba en otro diverso, más breve, en el cual la ese final del ora pro nobis se prolongaba con un silbido dulce que provocaba en Laura cierta soñolencia lánguida que la hacía feliz por unos instantes.
Así lo hacían todos los constructores, con oro y colores varios, poniendo en el centro la imagen de la Virgen, por el estilo de la que se ve en la carta de Juan de la Cosa. Rodrigo Zamorano dibujó otra muy bella en su arte poniendo por leyenda MARIS STELLA SVCVRRE NOBIS.
Palabra del Dia
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