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Actualizado: 26 de mayo de 2025
Era banquero muy rico, y parecía querer darlo a entender en su persona cargándola de oro y pedrería, de paños finísimos y de holandas impalpables; y además, caballero gran cruz de Carlos III, y capaz de pesar en oro al ministro que le diera el derecho de poner sobre el escudo de armas que ya usaba en sus tarjetas, siquiera la más modesta de las coronas nobiliarias.
Todos los ciudadanos son hábiles para los empleos públicos, están sujetos al servicio militar y soportan las contribuciones con igualdad proporcional. La Constitucion abolió las antiguas regalías de los señores feudales, sin perjudicar á los propietarios de tierras, así como los títulos, privilegios y distinciones nobiliarias.
Aquí se ha resuelto el problema sencilla y pacíficamente, gracias al temple democrático de los españoles y a la escasa vehemencia de las preocupaciones nobiliarias. Un gran defecto nacional, la empleomanía, tiene también su parte en esta gran conquista.
En cuanto a esas aspiraciones a sangre noble que están tan propagadas entre los españoles, es observación que no carece de fundamento, porque es cierto que este pueblo tiene orgullo y propensiones delicadas y distinguidas; pero no deben confundirse estos rasgos de carácter nacional con las ridículas afectaciones nobiliarias que hemos visto en tiempos modernos.
Verdad que se reía de las preocupaciones nobiliarias y decía muy buenos chistes á propósito de los conservadores; pero con todo eso, puede dudarse que hubiese en el fondo hombre más orgulloso y linajudo que Paco Ruiz.
Aquel mendigo en la puerta de aquel palacio es una afrenta viva: y es también una tremenda profecía. La mano con que pide parece que amenaza. La casa de los duques de las Vistillas era de las mejores entre las buenas viviendas nobiliarias del antiguo Madrid.
Don Ciriaco, exagerando un poco, le habló a doña Hortensia de mi familia, de nuestra casa solariega de Lúzaro, de mis antepasados.... Al oír los detalles de nuestro preclaro abolengo, la amabilidad de la bella señora aumentó. Doña Hortensia sentía una extremada debilidad por las preeminencias nobiliarias, y resultó cosa no muy rara entre vascongados, que teníamos un apellido común.
Ante todo, debemos, por honradez, prevenir á Harvey. Si le dejamos ignorar lo que es el hombre que piensa admitir en su familia, tendrá derecho para hacernos cargos. Por otra parte, he prometido á su hija decírselo todo. Esto va á dar un golpe mortal á las aficiones nobiliarias de las americanas, dijo Marenval.
Palabra del Dia
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