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Actualizado: 3 de julio de 2025
Ignoramos si el marido entablaría recurso de fuerza al rey por la parte en que, sin comerlo ni beberlo, se le obligaba a vivir en ayuntamiento con la media naranja que le dió la Iglesia, o si cerró los ojos y aceptó la libranza, que bien pudo ser; pues para todo hay genios en la viña del Señor. CRÓNICA DE LA
HELADO DE NARANJA. Se pone en un litro de agua el zumo de seis naranjas grandes, y el azúcar necesario, se echa en la garrafa y se pone a helar. HELADO DE CAF
Soy incapaz de enamorarme dijo ella con sonrisa amarga que su cuñado no entendió. El amor viene cuando menos se piensa afirmó éste sentenciosamente. Estamos años y años sin sentirlo, y un día, ¡paf! da un vuelco el corazón. Es que hemos hallado nuestra media naranja. Estas palabras tan cándidas como crueles, removieron las escasas gotas de hiel que Cecilia guardaba en su pecho.
Presenta varios pequeños estratos ó mas bien fajas parciales de cantos rodados del tamaño general de una nuez, habiéndolos hasta del de una naranja; generalmente estos cantos están aislados, en una misma línea, como resultado de una fuerte corriente, venida de larga distancia. La roca, por lo general, es muy dura, habiendo sido necesario varias veces emplear la pólvora para estraer los restos.
DULCE DE NARANJA. Con un rallador o cuchillo fino se les quita la parte amarilla; se cortan por la mitad a lo ancho; se les quita las semillas y se ponen a cocer en agua fría; se dejan hervir hasta que están tiernas, que se sacan a otra agua fría, cambiándoles de agua cada doce horas por espacio de cinco días.
¡Ah!... saluda al señor gobernador, a la junta y a la monja... Se ha quitado el sombrero y ahora se pone su redecilla roja. ¡Bueno! Después apoya contra el suelo su ancha espada de dos filos... ¡Jesús! ¡Cuánto oro en su traje color de naranja! ¡estoy deslumbrado! ¡oro por todas partes!... oro hasta en sus medias y en sus zapatos... En fin, ya está en la arena...
Los chicuelos trabajaban en los tendidos de sol, los del público sucio y pobre, que deja como rastro de su paso un estercolero de cortezas de naranja, papeles y puntas de cigarro. ¡Ojo con el tabaco! ordenaba a su tropa . El que se me quede una colilla de puro no ve el domingo la corrida.
Si tengo ante mis ojos una naranja, puedo llegar por medio de abstracciones á la idea de una extension pura, igual á la de la naranja. Para esto comenzaré por prescindir de su color, sabor, olor, blandura ó dureza, y de cuanto pueda afectar mis sentidos.
Aparte se hace el almíbar, y cuando tenga punto, se mete la naranja, haciéndola hervir a fuego lento hasta que esté a punto, colocándola en tarros, cuidando que quede la fruta cubierta por una buena capa de almíbar. Se necesita kilo y medio de azúcar por kilo de naranja en crudo.
¡Cuánto hubiera dado por ser un bohemio como los que encontraba en los libros de Mürger, formando regocijada banda; paseando la alegría de vivir y el fiero amor al arte por ese mundo burgués, agitado por la calentura del dinero y las manías de clases! ¡Talento para escribir cosas hermosas, versos con alas como los pájaros, un cuartito bajo las tejas, allá en el barrio Latino; una Mimi pobre pero sentimental, que le amase hablando entre dos besos de cosas elevadas y no del precio de la naranja como aquellas señoritas que le seguían con ojos tiernos; y a cambio de esto daría la futura diputación y todos los huertos de su herencia, que aunque gravados por el padre con hipotecas y trampas, todavía le proporcionaban una renta deshonrosa para sus ensueños de bohemio!
Palabra del Dia
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