United States or Jamaica ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pero, si bien se mira, yo no he conocido el amor, como este no sea una combinación de amistad, aprecio, deseo de agradar y de embelesar, y empeño vanidoso en mostrar a quien se aprecia y a quien se profesa cierto cariño, todo el valer, toda la lozanía y toda la potencia deleitable y beatífica de la propia persona. Pero esto no es el verdadero amor.

Comparado, pues, con las corridas de toros todo cuanto hemos dicho a escape y desordenadamente sobre la ferocidad humana, así en la edad antigua como en la moderna, lícito es inferir y afirmar que las tales corridas distan mucho de ser un signo de barbarie en el pueblo que se complace en ellas, y que hay sobrada hipocresía, o por lo menos afán de mostrar un sentimiento refinado en censurarlas y condenarlas resueltamente.

Juanita tenía una voz melodiosa y clara y sabía leer muy bien, lo cual es bastante raro, dando a lo que leía entonación y sentido. Pronto atinó a mostrar a doña Inés que ella poseía habilidad tan útil, y no tardó doña Inés, que se fatigaba algo leyendo, en tomar a Juanita por lectora.

Contó en voz alta más de cuarenta vagones, sin poder llegar al término del convoy, oculto aún por una revuelta. Debe ser un batallón... todo un batallón en pie de guerra. Más de mil soldados dijo con autoridad, satisfecho de mostrar su buen ojo profesional ante los compañeros de mesa, que no le oían.

Pero Dios Nuestro Señor, á quien se le recrecía tanta gloria accidental en este designio, quiso, no solamente satisfacer sus deseos con el éxito feliz, sino mostrar también cuánto le agradaban sus sudores con muchos sucesos milagrosos, para darle á él ánimo en tantos trabajos y afanes, y á los infieles más claro conocimiento de su fe.

Defraudada en este impulso de su naturaleza y no sabiendo fingir, pronto empezó a mostrar a Núñez un claro desvío. Cuando habían llegado de Alemania, a fines de octubre, estaba harta ya de aquel hombre. Si no rompió con él abiertamente fue por miedo no tanto hacia él como hacia la camarilla que le rodeaba.

Es una herencia del genio árabe, tan dado a los certámenes de la fantasía, a sutilizar conceptos y a mostrar la viveza y gallardía del ingenio. ¿De modo que no quiere usted confesar que le he sido simpático? decía él. Nunca respondía ella. ¡Pero si lo estoy leyendo en sus ojos, criatura! Pues, hijo, hay que mandarle otra vez a la escuela, porque no sabe usted leer.

También él cuando había conseguido una entrevista con miss Margaret en un paseo de Nueva York ó en un jardín de California, era capaz de no mostrar el menor interés ni llevarse la mano al sombrero aunque pasase por su lado el presidente de la República. El amor tiene bastante con sus propios asuntos y no deja espacio á las otras curiosidades de la vida.

Cuando don Pablo Dupont iba a pasar un día con su familia en la famosa viña de Marchamalo, una de sus diversiones era mostrar el señor Fermín, el antiguo capataz, a los Padres de la Compañía o a los frailes dominicos, sin cuya presencia no creía posible una excursión feliz.

Nuestro cuello ofreced á las espadas Vuestras primero, que es mejor partido, Que vernos de enemigos deshonradas. Yo tengo en mi intencion estatuido Que si puedo, haré quanto en mi fuere Por morir do muriere mi marido, Y esto mesmo hará la que quisiere Mostrar que no los miedos de la muerte Le estorban, de querer á quien bien quiere En buena, ó mala, en dulce, ó amarga suerte.