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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Tenía espada al cinto, y ostentaba en la frente una cuchillada que, merced á cierto arreglo especial del cabello, parecía más deseoso de mostrar que de esconder.
-Yo soy el que tengo de serviros y acompañaros -respondió don Quijote-, y agradezco mucho la merced que se me hace y la buena opinión que de mí se tiene, la cual procuraré que salga verdadera, o me costará la vida, y aun más, si más costarme puede.
Roselo, al ver á Julia, experimenta tal emoción, que casi pierde el sentido, y en este desorden se quita la máscara. Antonio lo conoce al punto, sale de sí de rabia é intenta matarlo, aunque no lo ejecuta merced á los ruegos de los demás caballeros, que invocan en favor de su enemigo los derechos de la hospitalidad.
-No digo nada, ni murmuro de nada -respondió Sancho-; sólo estaba diciendo entre mí que quisiera haber oído lo que vuesa merced aquí ha dicho antes que me casara, que quizá dijera yo agora: "El buey suelto bien se lame". ¿Tan mala es tu Teresa, Sancho? -dijo don Quijote. -No es muy mala -respondió Sancho-, pero no es muy buena; a lo menos, no es tan buena como yo quisiera.
Al día siguiente al del acuerdo presentóse don Julián en una de las pulperías, y el mozo le dijo: No hay huevos, señor don Julián. Vaya su merced a la otra esquina por ellos. Recibió el mayordomo igual contestación en las cuatro esquinas, y tuvo que ir más lejos para hacer su compra.
Y Sansón le dijo: ¿Ahora, señor don Quijote, que tenemos nueva que está desencantada la señora Dulcinea, sale vuestra merced con eso? Y ¿agora que estamos tan a pique de ser pastores, para pasar cantando la vida, como unos príncipes, quiere vuesa merced hacerse ermitaño? Calle, por su vida, vuelva en sí, y déjese de cuentos.
Sup.^co a V. M.^d, a su natural Piedad digo, q. con ella lo quiero auer, me haga merced de mandar escriuir al Prior de esta Abbadía, que me recoja en ella para q. me cure, pues no estoy para passar casi de una casa a otra, ó para q. si muriese, tenga cerca la sepultura, y algun amigo al lado.
No sé con qué intención viene, ni cómo ha podido escaparse de su padre, que le quiere estraordinariamente, porque no tiene otro heredero, y porque él lo merece, como lo verá vuestra merced cuando le vea. Y más le sé decir: que todo aquello que canta lo saca de su cabeza; que he oído decir que es muy gran estudiante y poeta.
Después vinieron Prócida y las Vísperas Sicilianas, D. Jaime de Aragón, Roger de Flor y el Imperio de Oriente, el duque de Osuna y Nápoles, Venecia y el marqués de Bedmar, Massanielo, los Borgias, Lepanto, D. Juan de Austria, las galeras y los piratas, Cervantes y los padres de la Merced.
Hermano Gabriel dijo la tía María, dirigiéndose a este , ¿no me ha dicho usted que le duelen los ojos? ¿A qué trabaja usted de noche? Me dolían contestó fray Gabriel ; pero don Federico me ha dado un remedio que me ha curado. Bien puede don Federico saber muchos remedios para los ojos, pero no sabe su merced el que no marra dijo el pastor.
Palabra del Dia
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