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Actualizado: 16 de octubre de 2025
Lo mismo sucede con la famosa abadía de Westminster, llena, como San Pablo, de objetos profanos, estatuas de marinos, bustos de hombres de estado, tumbas de reyes y literatos.
Le parecían más hermosos estos jardines de disfrute común que los de su propiedad, que todos le envidiaban. ¿Cómo podía haberse paseado solo en torno de su «villa», por las avenidas magníficas y solitarias, cuando existía en el mundo la voluptuosidad de sentarse en un banco público al lado de una mujer, ó caminar junto á ella pasando un brazo por su talle, lo mismo que aquellos pobres soldados y marinos?...
Quizá sepa también por la fama, y si no lo sabrá ahora, que esta casualidad no era la única prenda que los adornaba como marinos; realzábanlos más y más su rara inteligencia en la profesión azarosa, y un corazón generoso que siempre los tenía dispuestos á sacrificar su vida por la del último grumete de á bordo.
Lanzados por la fuerza de proyección del gran depósito, los troncos corren precipitadamente unos tras otros, y detrás de ellos, por el pedregoso camino que baja serpenteando por la ladera, corren los leñadores. Marinos á su modo, tienen que dirigir la navegación de la flotilla de madera.
Su figura es la misma que la de los lobos marinos, y solamente los llamaron leones, por ser mucho mayores que los lobos del Rio de la Plata. Hay de ellos rojos, negros y blancos, y metian tanto ruido con sus bramidos, que á distancia de un cuarto de legua engañaran á cualquiera, juzgando son vacas en rodeo.
Frecuentemente, antes de emprender un largo viaje marítimo, los marinos suben en peregrinacion á la capilla para hacer ofrendas á la virgen milagrosa y pedirle proteccion. Otras veces un voto, hecho en los momentos solemnes del peligro, en las soledades del Océano, es lo que va á cumplir sobre la árida montaña ese sér indiferente a todo, connaturalizado con la tempestad, que se llama un marino.
Salían a descubrir pequeñas flotas autorizadas por los reyes, pero eran más las expediciones clandestinas, muchas de las cuales quedaron en el misterio. Estas expediciones secretas, costeadas por los mercaderes de Sevilla y Cádiz, iban dirigidas por compañeros del Almirante conocedores de la ruta de las Indias o por marinos improvisados.
Pero será preciso obedecer, conforme a la ciega sumisión de la Corte de Madrid, y poner barcos y marinos a merced de los planes de Bonaparte, que no nos ha dado en cambio de esta esclavitud un jefe digno de tantos sacrificios.
Después, como mi amo, impulsado por su gran curiosidad, le pidiese noticias, ella le dijo: «Lo principal es que todos los marinos de aquí están muy descontentos del almirante francés, que ha probado su ineptitud en el viaje a la Martinica y en el combate de Finisterre.
¿Quién habla de eso, hijo mío? dijo el capitán persignándose ; soy demasiado buen cristiano, aprecio demasiado la salvación del cuerpo y del alma de mis marineros para exponerlos así. En hora buena, capitán, eso es; cuide sobre todo de la salvación del cuerpo, ¿entiende usted? del cuerpo de sus marinos, es lo más importante dijo Santiago un poco más tranquilo.
Palabra del Dia
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