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Actualizado: 19 de junio de 2025
Cada uno por su lado, beberemos los vientos para impedir que le plantifiquen en las islas Marianas». Vistiose el joven a toda prisa, y doña Lupe, en tanto, dispuso que no se hiciese almuerzo en la cocina de Fortunata, y que esta y su marido almorzaran con ella, para estar de este modo reunidos en día de tanto trajín. Maxi salió después de desayunarse, y su mujer y su tía se fueron a la otra casa.
Cuatro días habíamos estado sin poder encender los fogones; cuatro días que atendidas las provisiones, puede decirse, estuvimos sin comer. Veintitrés grados en treinta y tres días. Inseguridad en la monzón del SE. Calmas desesperantes. Los viajes largos. Los ranchos. ¡Tierra! Costas de Guaján. Islote de las Cabras. Puerto de San Luís de Apra. Vegetación de Marianas.
El mantenimiento de las islas Marianas cuesta al Erario doscientas mil ochenta y nueve pesetas, que son distribuídas entre personal y material, servicio de las dos expediciones del correo entre Manila y aquellas islas y demás atenciones.
El coco podría ser la base de la riqueza de Marianas. Los rendimientos que producen al Estado las islas Marianas en todos sus conceptos ascienden á unas 17.000 pesetas. Los ingresos que se recaudan en las cajas de propios y arbitrios para atender á las perentorias necesidades locales, ascienden á la suma de 10 á 10.500 pesetas.
Le había traído un paquete de rosquillas. ¿Y Juan Pablo? Al fin se arreglaría todo. Seguramente no iba a las islas Marianas, pero quizás le tendrían en el Saladero quince o veinte días. «Y merecido, hija. ¿Para qué se mete a buscarle el pelo al huevo?».
No solo encuentran en Marianas recursos y consuelos los náufragos que logran tras miles de riesgos y privaciones, ganar las hospitalarias costas, sino que también cuantos llegan á ellas empujados por cualquier otra desgracia. Jamás, jamás en Marianas se ha cerrado la puerta al dolor, ni el consuelo al sufrimiento.
Dicen algunos. ¡Ah! ¡las islas Marianas, magníficas posesiones, de grandísima importancia por las célebres invernadas de los balleneros!
Con la conducta observada por D. Juan Santiago y por su sucesor D. Damián de Esplana, que con decisivo tesón continuó en la obra de reducción, se pudo ir asegurando la tranquilidad en las islas, en las cuales fueron construyéndose iglesias y casas de instrucción, habiéndolas en gran número de pueblos, cuando llegó á Agaña en Junio de 1676 el navío San Antonio, conduciendo á su bordo al capitán D. Francisco de Irrisari, primer Gobernador de Real nombramiento de las islas Marianas.
Pues mire usted, hombre, que le ha costado ya dinero y disgustos esta mojiganga política... emigrado, encausado, maltratado... y se libró de ir a las Marianas... no sé cómo.... Hay humor para todo en este mundo sublunar.... ¡Y decir que cuando Dios produce chicas como esa se ocupen en politiquear los muchachos!
En las Islas Marianas y Zamboanga deberia establecerse un asesor. 4.a y última.
Palabra del Dia
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