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Actualizado: 2 de junio de 2025


Por qué llorais entonces, cuando en las noches bellas Podeis hasta los cielos vuestra mirada alzar, Y contemplar brillando las tres blancas estrellas En que á las tres Marías Dios quiso transformar. Esas estrellas puras son vuestras tres Marías: Flores de una mañana que no tuvo su ayer, Mariposas que huyeron de las regiones frias, Gotas de agua perdidas del cielo al descender.

99 Si me atribulo o me encojo, siguro que no me escapo: siempre he sido medio guapo, pero en aquella ocasión me hacía buya el corazón como la garganta al sapo. 100 Dios le perdone al salvaje las ganas que me tenía... desaté las tres marías y lo engatusé a cabriolas... ¡pucha...! Si no traigo bolas me achura el indio ese día.

Al volver de la iglesia, Tirso la recibió con una cariñosísima sonrisa y ella consideró pagada su molestia; porque tal le pareció, sobre madrugar más de lo ordinario, vestirse algo mejor que de costumbre, abandonar los cuidados de la casa y pasar media hora en el templo rezando Ave Marías y Padres nuestros, que tenía casi olvidados.

La liturgia indicada menciona también diversas costumbres religiosas, y entre ellas varias representaciones del mismo género, que se hacían anualmente en días determinados. Los canónigos de la catedral se obligaban solemnemente, al aceptar sus cargos, á representar la mañana del primer día de Pascua el drama titulado Las tres Marías.

La única entrada era una puertecita inmediata al altar. En este había un gran cuadro pintado al óleo que representaba una de las caídas del Señor con la cruz. Detrás, la Virgen, San Juan y las tres Marías; al lado del Señor, los feroces soldados romanos.

El arte pagano tenia mujeres. El arte cristiano tiene Marías y Magdalenas. Bajo el arte asiátiaco y griego, cerramos los ojos y vemos bacanales. Bajo el arte del Cristianismo, cerramos los ojos y vemos vírgenes. La gentilidad nos abate; el Cristianismo nos enaltece. Segun la feliz expresion de Pascal, el paganismo nos trae, el Cristianismo nos lleva. El uno viene, el otro va.

Esta piadosa costumbre degeneró con el tiempo, y produjo algunos desórdenes, á consecuencia de los cuales se decretó, que, en lo sucesivo, se celebrase de esta manera: primero entonarían las tres Marías, vestidas de negro y en el lugar destinado á cantar el introito, los versos acostumbrados, y luego habían de dirigirse cantando al altar mayor, en donde se erigiría un catafalco con muchas luces.

El Dios temido, á quien acabo de referirme, no es otro que Dios Padre en particular; pues á Dios Hijo no le temen de manera alguna, sino que lo aman con entrañas de verdaderas madres desde que son niñas de ocho años. Aman, , á Jesucristo en persona, como otras tantas Marías agrupadas al pie de la Cruz; lo compadecen, lo asisten, lo acompañan, lloran su Pasión y muerte, viendo en

Palabra del Dia

rigoleto

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