Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 29 de junio de 2025
D. Sancho de Leyva hizo adereszar otras casas en que recogía los enfermos que cabían, y los hacía curar y gobernar muy bien de sus dineros, visitándolos él cada día, mandando á los que los tenían encargo que no les dejasen faltar nada.
A los 12 del mes mandó echar bando para la partida, mandando, so pena de la vida, que ningún soldado se empachase en tomar prisionero ni ropa mientras se pelease. Toda la gente iba muy alegre y contenta en oir el bando, teniendo por cierto que se pelearía.
Te brindé con éste mío, desconfiando mucho, en verdad se diga, de que me quisieras el envite, hecho de todo corazón, porque barruntaba tu modo de vivir y conocía tu estampa por retratos que me habías ido mandando. Ni el uno ni la otra se amañaban bien con la pobreza y rustiquez de estos andurriales; me parecía a mí.
A veces tengo que imponer silencio, mandando que cesen las controversias sobre teología, porque lord Gray, que viene aquí muy a menudo, gusta de tratar con desenvoltura asuntos muy delicados. Como que anoche dijo D. Paco inoportunísimamente dio en afirmar que no comprendía el misterio de la Encarnación, para que la señorita Asunción se lo explicara. Estoy hablando yo, Sr.
Con estos documentos y decisiones, sin esperar otras resultas, que la misma experiencia y descubrimientos podian calificar de sinceros ó de infundados, se procuró impresionar el real ánimo del Rey, y sus sábios Ministros, cuyas resultas fué la real órden de 1.º de Agosto del año anterior próximo, mandando abandonar los establecimientos de San Julian y San José, y que solo subsistiese el del Rio Negro, reducido al triste esqueleto con que manifiesta dicho Señor Virey podia permanecer.
De allí adelante comenzó D. Alvaro á salir y acariciar los soldados, mandando dar dineros á los que hacían algún buen hecho ó buen tiro con el arcabuz, y á los 4 de julio, teniendo determinado salir á los enemigos, como la mañana de Pascua, se dejó porque se fueron aquella noche á dar aviso á los turcos siete ú ocho bellacos, y así se mandó echar bando que cualquiera que matase al que se pasaba á los enemigos, le darían seis escudos.
Enseguida se arrimó el intrépido muchacho a la base del talud, y allí, como si se hallara en el huerto de su casa, sin inquietarse lo más mínimo por la visión de los abismos horrendos que se abrían a media vara de cada uno de sus pies, púsose a expalar la nieve del talud, a un lado y a otro, mandando al propio tiempo que se hiciera arriba lo mismo, en cuanto alcanzaran las palas.
Con no menos rapidez, las fuerzas destacadas por órden del capitan general al mando de Don Antonio Zuazola batieron á los patriotas, primero en los Magueyes, y el 16 de Marzo de 1813 en Aragua. Este jefe no solo fusiló á los prisioneros que hizo, sino que mostró la mayor inhumanidad mandando matar á inofensivas mujeres, á venerables ancianos y á inocentes niños.
Le veía en su memoria, lo mismo que se lo había imaginado en las ilusiones crédulas de su niñez, mandando a los hombres a su voluntad; pudiendo enviar unos a la horca y perdonando a otros, según su capricho; sentado a la mesa de los monarcas y jugando con ellos a la baraja, igual que podía hacerlo él con un amigo en la taberna de San José, tratándose tú por tú; y cuando no estaba en la corte, era señor absoluto en barcos de hierro de los que escupen humo y cañonazos... ¿Y su célebre abuelo don Horacio?
24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, os han inquietado con palabras, trastornando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, a los cuales no mandamos; 25 nos ha parecido, congregados en uno, enviar varones escogidos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo,
Palabra del Dia
Otros Mirando