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Actualizado: 22 de junio de 2025
Sus lánguidos y livianos bailes y la mórbida esbeltez de sus formas eran encanto de los ojos y dulce lazo en que los corazones quedaban cautivos. En medio de tanto deleite, Morsamor se había mostrado impasible, silencioso y tétrico. Ninguna mujer había logrado prenderle, ni aun con las ligeras y frágiles cadenas en que donna Olimpia le había prendido.
Ester la miró fijamente; pero aunque en los ojos negros de la niña había la singular expresión que tantas veces notara en ellos, no pudo descubrir si para Perla tenía realmente alguna significación aquel símbolo, y experimentó una mórbida curiosidad de averiguarlo. ¿Sabes acaso, hija mía, por qué tu madre lleva esta letra?
Ideas desordenadas, malos hábitos, vida de holgazanería y nociva á la salud, todo esto se traducía físicamente por la relajación de los tejidos, la postración mórbida de las carnes, las escrófulas, etc. Las mejores encarnaciones ocultaban los males más repugnantes.
No hay necesidad de decirlo, fue una edad de grande y casi mórbida crueldad: los juegos del circo fueron una constante disciplina de pasiones inhumanas... ..."La crueldad, la injusticia y el poder arbitrario eran demasiado familiares para ser chocantes, demasiado constantes para que se les tuviera por transitorios y accidentales.
Ya sabemos que Periquito amaba las obras sólidas de la Naturaleza. Para expresar los deseos que atormentaban su espíritu, valíase ingeniosamente de la forma de sueños. Otras veces, se veía sobre la cúspide de una altísima montaña. Las nubes se acercaban. La mujer era blanca como el campo de la nieve, mórbida y espléndida como la flor de la magnolia.
No era su carácter muy jovial, propendiendo a una especie de morosidad soñadora y mórbida, como la de las doncellas anémicas; pero en aquel punto respiraba con tal desahogo por haber encontrado una solución, que sus manos temblaban, deshaciendo con alegre presteza el embutido de calcetines y ropa blanca y dando amable libertad al canal y manteo.
¿Qué quería el señorito? ¿se siente mal? ¿traeré ya el café? ¿Yo?... hija mía... no... no he llamado. Teresina sonrió. Se pasó una mano mórbida y fina por los ojos, abrió un poco la boca, y añadió: Apostaría... haber oído.... No, yo no. ¿Qué hora es? Teresina miró al reloj que estaba sobre la cabeza del Magistral.
Los hombres de inteligencia poco común, que han llegado á adquirir cierta condición mórbida, poseen á veces esta facultad de hacer un esfuerzo poderoso en el cual invierten la fuerza vital de muchos días, para permanecer después como agotados durante mucho tiempo. Ester, con los ojos fijos en el ministro, se sentía dominada por tristes ideas, sin saber por qué ni de qué provenían.
El alma lo reabsorbe, como el cuerpo reabsorbe la materia mórbida tan pronto como la causa del mal ha desaparecido. Se pierde sin dejar huellas, en el montón de las virtudes sociales y personales, el silencio lo aniquila.
Poco á poco, aunque no con mucha lentitud, los trabajos de Ester se fueron haciendo de moda, como hoy se dice, ya por compasión hacia una mujer cuyo destino había sido tan desgraciado, ya por la mórbida curiosidad que da un valor ficticio á cosas comunes ó que no tienen ninguno, ya porque entonces, como ahora, se concediera á ciertas personas, por cualquiera razón, lo que otros solicitan en vano, ó porque Ester llenara realmente un vacío que se dejaba sentir; es lo cierto que halló frecuente empleo para su aguja, y bien remunerado.
Palabra del Dia
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