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Actualizado: 30 de junio de 2025


Nómbrasele á veces dugongo de los tabernáculos, inerte ídolo que impone, mas apenas sabe defenderse, y pronto desaparecerá entrando en el dominio de la fábula, en el número de esas leyendas reales de las que nos reímos atolondradamente. ¿Quién produjo ese gran cambio, quién crió ese cetáceo terrestre, el dugongo y la morsa, hermana suya?

Otras leyendas dicen cómo y á qué hora hay que golpear la piedra sagrada que tapa las riquezas, qué señales hay que hacer, qué extrañas sílabas hay que pronunciar. Pero si algo se olvida, si en vez de un sonido se oye otro, todos los conjuros son ineficaces.

Al mismo tiempo que circulaban las sagradas historias del Antiguo y del Nuevo Testamento, las antiguas leyendas cristianas, etc., de todos conocidas, corrían también número casi infinito de tradiciones españolas y leyendas milagrosas, que se aumentaban de día en día.

Si el salon de los Embajadores arrebata por su magnificencia y su cúpula soberbia, hace evocar mil historias y leyendas con los retratos al fresco de todos los reyes godos que se ostentan en la techumbre. Allí, en uno de los calabozos húmedos, sin aire ni luz alguna, sufrió su prision y su martirio esa mujer de tan célebre memoria.

Multiplícanse unos sobre otros los relieves, distribúyense caprichosamente acá y acullá las leyendas religiosas, repítese mil veces en las paredes de los salones y los patios un mismo verso del Coran, un mismo mote. Reina en muchas partes un gusto frívolo: hay en todo belleza, pero belleza de ejecucion, no esa belleza que el sentimiento inspira.

Eran gauchos venidos del Chaco conduciendo rebaños; hombretones de perfil aguileño y maneras nobles, que recordaban por su aspecto á los jinetes árabes de las leyendas.

El ser todas de piedra, desde la Cava hasta las bohardillas, da a las escaleras de aquellas casas un aspecto lúgubre y monumental, como de castillo de leyendas, y Estupiñá no podía olvidar esta circunstancia que le hacía interesante en cierto modo, pues no es lo mismo subir a su casa por una escalera como las del Escorial, que subir por viles peldaños de palo, como cada hijo de vecino.

En ellos vese ostensible el gusto artistico de los vencidos, y cómo se lo adaptaron los vencedores; ¿qué mucho, pues, que los telares sevillanos fuesen desde entonces famosos, cuando el mismo monarca y sus hijos no desdeñaban de emplear en sus vestiduras telas sarracenas, hasta con leyendas alcoránicas?

Todas las noches algunas campanadas les recuerdan los pasados terrores y les advierten la suerte que quizá les cabrá durante la noche. Muchas rocas desplomadas que se ven en medio de los campos tienen leyendas terribles; otras hay cuya presa se les escapó. Uno de esos enormes peñascos, inclinado, y con la base arraigada por todas partes en el suelo, se yergue junto al camino.

Memorias de un Gobernador, por Wáshington Irving; un tomo, una peseta. Leyendas extraordinarias, por E. Poe y Wáshington Irving un tomo, una peseta. El Tesoro escondido y Los Pigmeos, por Natanael Hawthorne; un tomo, una peseta. El Vellocino de Oro, por Natanael Hawthorne; un tomo, una peseta. La segunda parte de Ivanhoe, por W. M. Thackeray; un tomo, una peseta.

Palabra del Dia

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