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Actualizado: 22 de julio de 2025
Y esto no lo creo por capricho, sino después de haber estudiado y meditado el asunto largamente, después de haber seguido paso a paso con cuidado la historia de las religiones más importantes. Si hubiera de elegir alguna entre ellas, no sería ciertamente el cristianismo, que es una de las más tristes e insensatas. Me sucede lo que a Goethe: la cruz me crispa los nervios.
Tampoco compartió la alegría que nos había causado el despertar de Marta. No le habléis cuando vuelva en sí agregó, y sobre todo no la dejéis hablar. Necesita de la menor porción de sus fuerzas. Antes de marcharse me miró largamente y meneó la cabeza con expresión inquieta.
Manejaba con torpeza la cerrada sombrilla, y de vez en cuando miraba con ansiedad la doble cadena de oro que descendía del cuello a la cintura, como si temiese la desaparición de un regalo largamente solicitado. Rafael dejó de examinarla para fijarse en su señora.
Liette pasaba largamente la inspección y se detenía en los menores detalles, muy orgullosa de aquel guapo oficial que era su hijo de elección. Hoy, que no necesitas atenerte a la ordenanza, quiero hacerte un regalo le dijo.
Miró á su marido largamente, á pesar de que ella sola pensaba en la casa, y al fin aceptó, pero con la condición de que la princesa elevaría en la punta extrema de su propiedad una capilla á la Virgen. Era un deseo de su imaginación simple que había acariciado toda su vida. Sin la capilla no aceptaba el millón. «¡Vaya por la capilla!», dijimos.
Era tanta la presteza y violencia con que los despedian de sus manos, que atravesaban hombres y caballos armados, cosa al parecer dudosa si Desclot y Montaner no lo refirieran, autores graves de nuestras historias, adonde largamente se trata de sus hechos, que pueden igualar con los muy celebrados de Romanos y Griegos.
Luciano, después de hablar largamente con el médico que la había asistido, para enterarse de la índole y progresos del mal, resolvió no apartarse de allí un momento, apurando cuantos recursos le sugiriese aquella ciencia que tanto amaba, y de que entonces había menester más que nunca. El cuarto día a contar desde su llegada, fue tristísimo.
El marino sintió la inquietud nerviosa que infunde una situación ridícula. Ferragut, pague y vámonos dijo ella, adivinando su estado. Mientras Ulises daba dinero á los camareros y los músicos, ella se limpió los ojos y reparó los estragos de su fisonomía sacando del bolso de oro la borla de polvos y un pequeño espejo, en cuyo óvalo se contempló largamente.
Miguel Fedor había pasado en los mares una parte considerable de su vida, y simpatizó con este joven modesto al conocer la especialidad de sus estudios. Hablaron largamente de oceanografía, y el día anterior, el príncipe Miguel, que estaba habituado á tener una gran mesa por la que desfilaban los comensales más diversos, dijo á su «chambelán»: Muy simpático tu sabio. Invítalo á almorzar.
No sé si habría llegado hasta el crimen, si aquel hombre se resiste; pero, por lo menos, estaba dispuesto a todos los sacrificios. El indio meditó largamente, echó pie a tierra, hizo un trueque de monturas y me encargó que entregase el caballo a Fulano, en Agua Larga.
Palabra del Dia
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