Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 26 de junio de 2025
Lo lamentaba, pero lo encontraba muy divertido. Además, pensaba que el buen casado necesita haber corrido muchas aventuras.
Cuando esté la llamaba su ama o la señora maestra, no podía evitar un movimiento de satisfacción, y con él se lamentaba de los devaneos del marido. Era un afecto semejante al de las antiguas damas por el escudero de confianza.
Por las noches se retiraba contenta. Tenía tres mil ó cuatro mil francos más; pero ¿qué era esto?... Se lamentaba de la escasez de su capital. Quería hacer el gran juego, para recuperar todo lo perdido. Así, poco á poco, no llegaría nunca. ¡Si pudiese reunir otra vez aquellos treinta mil francos, que subían ó bajaban, pero manteniéndose siempre fieles!...
Doña Mencía apenas conversaba con más personas que con el Padre Atanasio su capellán, con Nuño, su escudero y maestresala, y con la hija de Nuño, Leonor, que era su íntima servidora y confidenta. Mucho lamentaba doña Mencía, en sus conversaciones con el Padre Atanasio, los escándalos y las civiles contiendas que asolaban el país y tenían a sus hombres de más valer armados unos contra otros.
2 Y aconteció que desde el día que llegó el arca a Quiriat-jearim pasaron mucho días, veinte años; y toda la casa de Israel se lamentaba en pos del SE
Isidro pensó con envidia en la fuerza de los obreros. De tener el vigor de un albañil, de un peón del adoquinado, arrancaría una puerta, haría astillas una ventana para mantener el fuego; se defendería de la noche cruel, eterna como la muerte. Lamentaba su miseria física, que añadía nuevas tristezas a su situación.
18 Escuchando, oí a Efraín que se lamentaba: Me azotaste, y fui castigado como novillo indómito; conviérteme y seré convertido; porque tú eres el SE
Tentó asimismo con las manos por las paredes de la sima, por ver si sería posible salir della sin ayuda de nadie; pero todas las halló rasas y sin asidero alguno, de lo que Sancho se congojó mucho, especialmente cuando oyó que el rucio se quejaba tierna y dolorosamente; y no era mucho, ni se lamentaba de vicio, que, a la verdad, no estaba muy bien parado.
Doña Luz no tenía la culpa de aquel amor que agradecía, ni de aquella muerte que lamentaba. Su amistad, admiración y veneración al Padre no podían haber sido mayores. Si el Padre le hubiera inspirado otro más vivo sentimiento, ella hubiera pecado contra Dios, contra el mundo, contra su honra y contra su decoro.
Un senador valía poco entre aquella gente acostumbrada á la disciplina. ¡Salud, hijo mío!... Mucha suerte... Acuérdate de quién eres. Y el padre lloró al oprimirle entre sus brazos. Lamentaba en silencio la brevedad de la entrevista; pensó en los peligros que aguardaban á su único hijo al separarse de él. Cuando René hubo desaparecido, los capitanes iniciaron la marcha del grupo.
Palabra del Dia
Otros Mirando