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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Morsamor percibió en él con asombro el camaranchón donde el Padre Ambrosio tenía su laboratorio. El Padre estaba de pie, delante del atril donde leía un libro de magia. La lámpara que ardía sobre el atril, colgada del techo, parecía ser el punto o foco de luz, por cuya dilatación el círculo se había formado.
No saldrá una palabra de mis labios mientras no lo haya realizado. Mario no quiso preguntarle más, respetando su silencio, y cambió de conversación. D. Pantaleón le manifestó que le molestaba mucho no tener fogón en el laboratorio. Todos los ingredientes que necesitaba poner al fuego los llevaba abajo. Pero esto turbaba la cocina y además era expuesto.
Es un monstruo, una esfinge incomprensible; muerto es el laboratorio de la vida, inerte es la representación de la constante inquietud. Muchas veces sospechamos si habrá en él escondido algo como una lección; en momentos se figura uno haber descifrado su misterio; en otros, se nos escapa su enseñanza y se pierde en el reflejo de las olas y en el silbido del viento.
Al día siguiente no le fue posible realizar el experimento. Se le encargaron tantas comisiones para coadyuvar al descubrimiento del chico, que sólo tuvo tiempo para subir dos o tres veces a desatarlo y a darle algún alimento. Además, tenía miedo de engendrar sospechas si se retiraba a su laboratorio por largo rato.
Tomado en su conjunto, el monte es un inmenso laboratorio natural, donde trabajan todas las fuerzas físicas y químicas, sirviéndose para su tarea de un agente soberano que no está á disposición del hombre: el tiempo.
Se quitó los zapatos, colocándolos meticulosamente, sin que uno sobrepasase al otro un milímetro; se despojó de las gafas, entregándoselas a un grumete, como si fuesen un objeto de laboratorio, y sin perder su noble calma, mirando a todos con ojos vagos desmesuradamente abiertos, comenzó a despojarse de las ropas, hasta que los gritos femeniles y las risas de los hombres le avisaron que no debía seguir adelante.
Novelar es bucear, inquirir. Una buena novela es un laboratorio. Hablan los personajes, y el autor debe decirnos por qué hablan así, ó lo que es igual, cuáles sean sus sentimientos; y remontándose, habrá luego de explicarnos también por qué sienten de aquel modo y no de otro diferente, lo que inmediatamente le obligará á internarse por las selvas obscuras de la herencia.
Un hábil tintorero estaba en su laboratorio ocupado en las tareas de su profesion. Acertó á entrar un observador minucioso, razonador muy analítico, y entabló desde luego discusion sobre los tintes y sus efectos, proponiéndose nada ménos que convencer al tintorero, de que iba á echar á perder las preciosas telas á que se aplicarian sus composiciones.
El convento no solamente sintetiza en Filipinas, la ciencia y el arte, sino que también el laboratorio, la enfermería y la granja-modelo. Sabido es cuan escaso es el personal de médicos y cuántas provincias están entregadas á la virtud de sus plantas, á la tradición de sus remedios y á los ungüentos y recetas del convento.
Era un hombre simpático, no muy limpio, de barba inculta, la nariz muy gruesa, personalidad negligente, terminada por arriba en una caballera de matorral, que debía de tener muy poco trato con los peines, y por abajo en anchas y muy usadas pantuflas de pana, que iba arrastrando por los ladrillos de la rebotica y laboratorio.
Palabra del Dia
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