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Actualizado: 9 de junio de 2025


Y todas las maravillas de la casa fueron cayendo en manos de inclementes compradores; una escena autógrafa de El Delincuente Honrado de Jovellanos; una colección de monedas romanas y árabes de Zaragoza, de las cuales las árabes estimulaban la fantasía y avivaban las miradas de Manuelillo cada vez que el padre le permitía curiosear en ellas; una carta de doña Juana la Loca, que nunca fue loca, a menos que amar bien no sea locura, y en cuya carta, escrita de manos del secretario Passamonte, se dicen cosas tan dignas y tan tiernas que dejaban enamorados de la reina a los que las leían, y dulcemente conmovidas las entrañas.

Quintana. Obras poéticas; un tomo. Ossian. Poemas gaélicos; 2 tomos. Jovellanos. Oraciones y discursos; un tomo. Víctor Hugo. Discursos; 2 tomos. =BIBLIOTECA de cuentos y leyendas de autores ingleses y norte-americanos.= =Traducida por M. Juderías Bénder.= Una carta de Miss Greenwood y cuatro cuentos de N. Hawthorne; un tomo, una peseta.

A aquel círculo iba Federico Ruiz siempre con prisa y con el tiempo tasado, porque a tal hora tenía que asistir a una junta para tratar de la erección del monumento a Jovellanos; después a otra para ocuparse del banquete que se había de dar a los pescadores de provincias que vendrían al Congreso de piscicultura.

En el Instituto de Jovellanos de Gijón, hay varios: los principales son una carroza con dos caballos vista por la zaga, hecho a pluma, y un apunte con lápiz rojo para la figura del Marte. Grabados de mano de Velázquez, no se conocen más que dos. Uno al agua fuerte retocado con buril y otro a punta seca.

Aún hoy se observan en el dialecto asturiano moderno, llamado bable, muchas palabras y locuciones que se leen en los más antiguos monumentos de la lengua castellana, como el poema del Cid, desusados ya en el lenguaje moderno. V. la Introducción al Romancero de Durán. V. á Durán, ya citado. Jovellanos, Memoria sobre las diversiones públicas, pág. 17.

Jovellanos, l. c., 54. Nombre de otro baile. «Les entreactes étaient mêles de danse au son des harpes et des guitarres. Les comediennes avaient des castagnettes et un petit chapeau sur la tête. C'est la costume quand elles dansent, et lorsque c'est La Sarabande il ne semble pas qu'elles marchent, tant elles coulent legèrement.

Cursaron también en aquellas aulas los grandes fundadores Diego de Anaya y el Cardenal Jiménez de Cisneros, los célebres historiadores D. Diego Hurtado de Mendoza, Bartolomé de las Casas, Zurita, Nicolás Antonio y Ambrosio de Morales, el famoso conquistador Hernán Cortés, los sabios escritores Arias Montano, D. Antonio Agustín, Chumacero y Saavedra Fajardo, y los insignes literatos y poetas Cervantes, Villegas, Meléndez Valdés, Iglesias, Jovellanos, Cienfuegos, Quintana y D. Juan Nicasio Gallego.

En la primera se dice así: «No creo en hechicerías, Que todas son vanidades: Quien concierta voluntades Son méritos y porfías.» Y en la última se lee la siguiente: «Pues, Tacón, así son toda; Y no que tengan te asombres Con los necios opinión, Porque las brujas lo son Porque son tontos los hombresJovellanos, Memorias sobre las diversiones públicas, pág. 36.

La Huerta, Teatro español: Madrid, 1785 y siguientes, 16 tomos. Contiene una introducción crítica y algunos breves artículos biográficos. Pellicer, Tratado histórico sobre el origen y progresos de la comedia y del histrionismo en España: Madrid, 1804, en dos tomos. Jovellanos, Memorias sobre las diversiones públicas: Madrid, 1812.

Hace probable la existencia de un antiguo y estable teatro en esta ciudad la circunstancia de que, según consta de datos antiguos y fidedignos, la calle que hoy se llama de la Tertulia, llevaba en 1566 el nombre de Carrer de les Comedies, aunque la indicación hecha por Jovellanos, de que ya en el año de 1526, había en Valencia un teatro dependiente de un hospital, no ha sido confirmada.

Palabra del Dia

rigoleto

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