Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 17 de mayo de 2025


Los toros seguían inmóviles y agrupados. Cuando manifesté que había arreado a los caballos porque un toro negro se dirigía a nosotros: ¿Dónde está el toro negro? me preguntó el conde. Mírelo usted allí. ¡Si es un cabestro, amigo! Explosión de risa entre los que nos rodeaban. Don Jenaro tuvo la delicadeza de montar en el carruaje apenas lo levantaron y amarraron un tirante roto.

Aunque los echase de menos, ¿cómo iba a presumir que yo se los había llevado? ¿Y la carta de recomendación? Para eso entiéndete con tío Jenaro.

Efectuada la paz, Carlos III premió a Amat con la cruz de San Jenaro, y mandó a Lima veintidós hábitos de caballeros de diversas Ordenes para los vecinos que más se habían distinguido por su entusiasmo en la formación, equipo y disciplina de las milicias.

No le dije a don Jenaro mi plan concreto; le hablé únicamente, en términos vagos, de convenio amistoso con la madre de Gloria, para lo cual no tenía inconveniente en ceder algunos de mis derechos. Halló razonable mi pensamiento, y me prometió entender en el negocio y llevarlo a feliz remate. Pero ya sabía yo, por experiencia, lo que eran las promesas del conde.

Un abrazo muy apretado y un millón de besos. ¿Te conviene el precio? Me conviene respondió D. Jenaro, cogiéndole la cabeza con las dos manos y besándola con ternura sobre los cabellos. Ahora ve a decir que nos pongan el almuerzo... Supongo que el señor almorzará con nosotros.

El inglés seguía haciendo alardes de fuerza, completamente ebrio y causando bastante molestia a los demás, que no tenían una borrachera tan brutal. Usted es muy valiente, ¿verdad? le dijo el conde, sin dejar de sonreír con desdén. Más que usted respondió el inglés. Don Jenaro fue a lanzarse sobre él, pero le sujetaron.

Me invitó a acompañarle, lo cual acepté con gusto, tanto por enterarle de mi negocio cuanto por dar aquel grato paseo. El coche en que montamos era un faetón tirado por cuatro caballos tordos enjaezados a la calesera. Don Jenaro y yo nos sentamos delante, y éste empuñó las riendas. Dos criados venían sentados detrás.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando