Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 24 de junio de 2025


El otro día le encargar una institutriz inglesa o alemana para acompañar a Elena durante su convalecencia... Piensa, con razón, que Polidora, con toda su buena voluntad, no será una compañía conveniente para su hija. También me ha hablado de un cuartito que se alquila en el mismo piso que el suyo y que podría completar su casa.

Dicho palacio es de hierro en su mayor parte; en sus jardines, cortados á la inglesa, se encuentran estatuas en gran profusión, y por las entreabiertas ventanas de los muros cuyas líneas son una reminiscencia morisca indiscretamente se asoma el sibaritismo oriental, por mas que trate de ocultarse entre cortinajes, importados de los ricos telares del viejo mundo.

Cuanto es posible serlo en este mundo respondió la condesa . Vive muy retirada, sobre todo desde que se han presentado síntomas de hallarse en estado de buena esperanza, según la expresión alemana de que servía don Federico, expresión harto más sentida, y menos meliflua que la inglesa de estado interesante, a la cual hemos dados carta de connaturalización...

Sea lo que Dios quiera. La joven inglesa es conocida de Cesarina: esto me ha causado mucha alegría.

Por último aparece éste, se suscita un altercado entre el caballero y el pastor, siendo éste rechazado, y exhortándolo su amada á renunciar á su insensata pasión, y termina, después de reconciliarse todos, con dos villancicos sobre los dolores y placeres del amorLa traducción, ó más bien la imitación inglesa más antigua es del año 1530. V. á Collier, History of Dramatic Poetry, II, 408.

Parece que la Providencia ha permitido que las naciones extrangeras, principalmente la inglesa, no haya descubierto este puerto, porque si esto hubiera acontecido, sin embargo de sus incomodidades, que me parecen insignificantes, se hubiera aprovechado de él; pues ansiosamente lo ha solicitado conseguir en la costa Patagónica.

Y volviéndose hacia la inglesa, el hotelero añadió con germana tranquilidad, como quien cumple un deber de su cargo: Monsieur el hidalgo Febrer, marqués de España. Sabía su obligación. Todo español que viaja con buenas maletas es hidalgo y marqués mientras no prueba lo contrario.

A todo esto, yo no sabía cómo se llamaba, y a fin de averiguarlo escribí la pregunta en otra hoja de la cartera: ¿Cómo se llama V.? La chica contestó en la misma letra inglesa y crecida, con el papel rayado: Me llamo Teresa no crea ustez por Dios que juego con muñecas. Diez o doce días se transcurrieron de esta suerte.

El pago que ellas le daban según pública voz, era tenerle dominado y sujeto como un niño, reprenderle agriamente las faltas más ligeras, y mortificarle y aburrirle por todos los medios imaginables. No obstante, a él nunca se le oyó una queja de ellas. El ingeniero belga, M. Delaunay, había llegado a Sarrió años atrás, con el objeto de beneficiar un coto minero de una poderosa compañía inglesa.

Su espesa y rubia cabellera ondeaba en tirabuzones a la inglesa. Sus ojos pardos y grandes, su nariz, sus dientes, su boca, el óvalo de su rostro, eran modelos de perfección; su gracia, incomparable.

Palabra del Dia

irrascible

Otros Mirando