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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Comió Rubín aquella noche sosegadamente con su tía, contándole algo de lo que había visto y oído en el café, a lo que respondió la gran señora expresándole su deseo de que no fuese más a aquel establecimiento, por estar muy lejos, y porque en él siempre encontraría una sociedad inculta y ordinaria. El joven parecía conformarse con esta idea, y aseguró que no volvería más.
No, no; no tan horrible; algo vulgar tal vez, pero parecíais más encantadora... Y la mesa tan mal puesta. Todo tan... Nunca he comido tan bien. Aquella mansión desmantelada te hacía valer como si fueras una flor hermosa que parece más delicada, cuando más fea e inculta es la tierra en que brota. Os habéis vuelto poeta en vuestro viaje. ¡Oh! no, absolutamente, Reinita.
Escarbemos la tierra inculta como unidos potros, y bienvenidos sean los supremos y francos sacrificios de los otros: porque en el campo inmenso de la Historia y en la vasta expansión de sus periodos hay tiempo y hay lugar para la gloria, para la gloria, por igual, de todos.
La llanura esparcíase hasta las montañas que, esfumadas por la distancia, cerraban el horizonte; inculta, salvaje, con la solemnidad monótona de la tierra abandonada. Los hierbajos cubrían el suelo en apretadas marañas, matizando la primavera su verde oscuro con el blanco y el rojo de las flores silvestres.
Estaba dirigido con mucha minuciosidad á la señorita Cristina Oyadec en la Villa de... comuna de... granja de... La escritura era de mano muy inculta, pero que parecía sincera.
Solo los que mueren de amor a la hermosura entienden cómo, sin vil pensamiento, ya a punto de decir adiós para siempre a la ciudad amiga, tocó aquella noche en el piano Keleffy. Pero tocó de tal manera que, aun para la gente inculta, es todavía aquel un momento inolvidable. «Nos llevaba como un triunfador», decía un cronista al día siguiente, «sujetos a su carro. ¿Adónde íbamos? nadie lo sabía.
Como quiera que ello sea, yo voy a dejar hablar al Vizconde. Oigamos lo que sobre este particular decía: Rafaela es, a mi ver, una mezcla de extrañas cualidades. Las espontáneas, las que debe a la naturaleza inculta, sin modificación ni mejora, tienen cierta bondad radical. Sobre las que debe al arte hay que decir no poco, empezando por hacer una distinción.
Batiste desperezábase con voluptuosidad, dominado por el bienestar tranquilo de que parecía impregnado el ambiente. Roseta, con los chicos, se había ido al baile de la alquería; su mujer dormitaba bajo el sombrajo, y él se paseaba desde su vivienda al camino, por el pedazo de tierra inculta que daba entrada al carro.
Pues en no confesar que creyó usted encontrarse con una pampita... legítima... inculta; y al oírme hablar no ha podido menos que pensar que, necesariamente, debo haber sido educada en Buenos Aires... ¡Aquí también hay, señor, quienes enseñan a leer... y hay libros... no crea!... ¿Usted lee mucho? le preguntó Ricardo, visiblemente confundido.
Y no se me diga que ésta es cuestión de carácter, porque el mío es un modelo de docilidad y acomodamiento, soy un optimista extremoso, y así y todo me ha hastiado la naturaleza y me ha repugnado la humanidad inculta.
Palabra del Dia
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