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Ahora bien; la señorita Dora, al recibir el anónimo, no se ha espantado ni ha intentado torturar a su prometido exigiéndole que se lo confiese todo. Ha releído la carta sin firma: «Su prometido tiene una querida, que vive en la calle Molitor, número 26, y que se gana la vida dando lecciones de arte industrial; se llama Julia Duval. Trátase de una buena muchacha, víctima de un impostor.

Veo á un elevado personaje, cuyo nombre y títulos todos pronuncian, y á quien se tributan los respetos debidos á su clase. Es moralmente imposible que el nombre sea supuesto, y el personaje un impostor. Ordinariamente no sucede así: pero tambien se ha sufrido este chasco una que otra vez.

Además continué, si he consentido ser impostor en beneficio del Rey, jamás lo seré en provecho propio. Y si el Rey no se halla vivo y en su trono antes del día fijado para la celebración de los esponsales, confesaré y proclamaré la verdad, sean cualesquiera las consecuencia. Irá usted con nosotros al ataque del castillo dijo Sarto. He aquí mi plan.

Ella era una Princesa, yo un impostor. Pero ¿acaso pensé en ello un solo momento? Lo que hice fue doblar la rodilla ante la bella y tomar su mano entre las mías. Nada dije. ¿Para qué? Me bastaban los suaves rumores de aquella hermosa noche y el perfume de las flores que nos rodeaban, únicos testigos del beso que deposité en sus labios. Flavia me rechazó dulcemente, exclamando: ¡Ah!

iMortal rebelde! ?eres tu el magico que se atrevio a arrojarse al mundo invisible y hacerte casi nuestro igual? ?eres tu el que quieres conservar una vida que te ha sido tan funesta? Espiritu impostor, mientes; se que ha llegado la ultima hora de mi vida y no quisiera retardarla un momento. No lucho contra la muerte y si contra ti y contra los angeles de tu sequito.

Como un misterioso nigromante que por arte satánica evoca de la region de las sombras, contrastando con el general espanto, deliciosos cuadros que mienten los placeres del Paraiso, así la arquitectura sarracena, ese Cástor valiente é impostor de la España árabe, hace surgir antes de entonar el Califato su himno de muerte, creaciones incomparables, tales que despues de volverse á hundir en la sima de la nada, las han de tener por fabulosas las generaciones venideras.

Los judíos dicen que el Mesías no ha venido, los cristianos afirman que ; los musulmanes respetan á Mahoma como insigne profeta, los cristianos le miran como solemne impostor; los católicos sostienen que la Iglesia es infalible en puntos de dogma y de moral, los protestantes lo niegan; la verdad no puede estar por ambas partes, unos ú otros se engañan.