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Actualizado: 11 de noviembre de 2025
De esta suerte, no necesitaba desgarrar el tejido de imaginaciones, que no eran más que puras quimeras ese día me lo había probado bien, pero podía trabajar en él con toda tranquilidad, y fue lo que hice en mi desvelo o en mis sueños, hasta la mañana siguiente. Dos días después, Roberto partió. Algunas horas antes de marcharse tuvo una larga conversación con Marta en el jardín.
Señora, cuando se dispone, como disponemos nosotros, de las imaginaciones populares, los hombres desaparecen, surgen las muchedumbres: la muchedumbre es como el mar, el viento la agita, la calma la atempera. Mañana nuestros nombres serán aclamados por este pueblo, que es un gran pueblo, porque sabe marchar sin preguntar nunca adonde lo llevan. ¡La victoria será nuestra! ¡Oh, mi niñez!
Cuando, al impulso de mis imaginaciones melancólicas, se huyó el deseo de recrear la mirada en los rostros peregrinos de las cigarreras, volvime para derramarla por el río y sus pintorescas márgenes. El sol acababa de ponerse.
Mas Ratón Pérez saltó de repente sobre su hombro, y le metió por la nariz la punta del rabo: estornudó estrepitosamente el Reyecito, y por un prodigio maravilloso, que nadie hasta el día de hoy ha podido explicarse, quedó convertido, por el mismo esfuerzo del estornudo, en el ratón más lindo y primoroso que imaginaciones de hadas pudieran soñar.
Esto con alguna mas extension lo he manifestado contra los Materialistas en mi Discurso sobre el Mechânismo. La impresion de los objetos sensibles hace variar las imaginaciones.
Pero las embajadas quedábanse siempre en el camino, y únicamente llegaba como disperso algún europeo renegado que iba describiendo las maravillas de las ciudades asiáticas con una exuberancia que enardecía las imaginaciones. La lectura de los libros santos hacía revivir en los doctores cristianos la memoria de las ricas tierras del Asia oriental.
»En fin, yo me partí triste y pensativo, llena el alma de imaginaciones y sospechas, sin saber lo que sospechaba ni imaginaba: claros indicios que me mostraban el triste suceso y desventura que me estaba guardada. Llegué al lugar donde era enviado. Di las cartas al hermano de don Fernando.
En la apariencia, la amistad entre ellos seguía inalterable. La poca gente imparcial que había en Sarrió iba creyendo que no había misterio alguno en su traslación y que todo era imaginaciones ridículas de los del Camarote, a quienes cegaba el deseo de vencer a sus contrarios. Sin embargo, pasaban los días, había entrado ya septiembre, y ni el hijo ni el hermano del magnate acababan de llegar.
Y tanto por el cariño que inmediatamente nació en su corazón, como por conceder un desahogo á las imaginaciones que desde hacía tiempo bullían en su cabeza, comenzó á ensayar en sus relaciones todo aquel conjunto de metafísicas amorosas y zalamerías aristocráticas de que estaban plagadas las novelas que más á menudo leía.
26 Igualmente yacerán ellos en el polvo, y gusanos los cubrirán. 27 He aquí, yo conozco vuestros pensamientos, y las imaginaciones que contra mí forjáis. 28 Porque decís: ¿Qué es de la casa del príncipe, y qué de la tienda de las moradas de los impíos? 30 Que el malo es guardado del día de la contrición, del día de las iras son llevados. 31 ¿Quién le denunciará en su cara su camino?
Palabra del Dia
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