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Lo que yo quisiera, a todo esto, es saber si el señor Baltet es rubio o moreno... Me gustaría que se pareciese a mi sueño... 24 de enero. ¡Qué cosa tan singular es una idea fija!...

Aborrezco estos días como se aborrece una pesadilla. ¿ no me has dicho también que aborreces aquella casa y aquella gente? Y lo creo. No puedo acostumbrarme á la idea de que pensemos de distinta manera.

Evidentemente, es un hombre, no lo dudamos... pero a me quieres más, ¿cierto, papá querido? dijo besando a su padre. El recuerdo de Juan estaba ya lejos de ellos. Entretanto, el pobre joven caminaba sin ver la gente que pasaba a su lado, sombrío de desesperación. ¡Dios mío! murmuraba en su interior ¡cómo librarme de la constante, de la abrumante idea que me domina!

Esta última diferencia es muy luminosa para comprender en qué consiste la idea del tiempo. Me atrevo á recomendarla á la atencion y memoria del lector. No hay pues tiempo, sin alguna cosa que exista. La duracion que concebimos, despues de reducirlo todo á la nada, es una vana imaginacion; no es una idea, antes bien está en contradiccion con las ideas.

Me saqué el sombrero y saludé con respeto a aquel mártir, que salía de los salones de París, para ir a reinar sobre la isla tropical. Las fantasías más atrevidas de Goya, las audacias coloristas de Fortuny o de Díaz, no podrían dar una idea de aquel curiosísimo cuadro.

Abstrayendo, prescindimos de lo particular y nos elevamos á lo comun. Si en el oro hago abstraccion de las propiedades que le constituyen oro, y atiendo únicamente á las que posee como metal, me quedo con una idea mucho mas lata, la de metal, que conviene no solo al oro, sino tambien á todos los demás metales.

Había perdido, en ocho años de miseria, aquella elegancia que ennoblece hasta las tonterías de los hombres bien nacidos. Todos los placeres le eran permitidos y llegó hasta llevar a la cabecera de Germana el olor nauseabundo de la taberna. La duquesa temblaba ante la idea de dejar a aquel niño viejo en París, con más dinero del que se necesitaba para matar a diez hombres.

Formámonos así una idea tan exacta como triste de la anarquía de los siglos medios, que destrozó á todos los pueblos de Europa, y á España más que á los restantes de ella, de las usurpaciones, barbarie y ferocidad de los potentados; de la época, en fin, deplorable, en que las leyes eran demasiado débiles para proteger al inocente, y en que hasta la justicia se vió forzada á revestirse de formas despóticas, y de aquí también el agradable contraste que en este fondo sombrío nos ofrecen los rasgos aislados de rectitud y grandeza de alma, y las escenas rústicamente sencillas é infantiles, que traza el poeta cediendo á la fecundidad singular de su ingenio.

Durante mucho tiempo ni aun se la había ocurrido que debía tener un padre. La idea de que su madre debía de haber tenido un marido sólo se le presentó al espíritu el día en que Silas le mostró el anillo que había sido quitado del dedo de la muerta y cuidadosamente guardado por él en una caja de laca barnizada que tenía la forma de un zapato.

Por otra parte, ¿cómo penetrar en lo íntimo del corazón, en el secreto escondido de la mente juvenil de una doncella, criada tal vez con recogimiento exquisito e ignorante de todo, y saber qué idea podía ella formarse del matrimonio?