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Actualizado: 7 de mayo de 2025


Quomodo igitur hoc sciam, quando quid sit tempus nescio? an forte nescio quemadmodum dicam, quod scio? Hei mihi qui nescio saltem quid nesciam. Ecce Deus meus coram te, quia non mentior; sicut loquor ita est cor meum.

En su patio hay otra fachada de gusto italiano muy selecto, y en ella una galería en cuya base se lée esta otra sentencia que el tiempo ha hecho igualmente inadecuada en su segunda parte: vivimus sicut altera die morituri, ædificamus quasi semper in hoc sæculo visuri.

Ostras: don Quintín desprende de sus conchas las primeras con el cuchillo, hasta que al ver emplear a don Juan el tenedorcillo ad hoc, le imita torpemente, pensando mientras come: «¿Quién sería el primero que probase esta porqueríaBenigno presenta una fuente, y al mismo tiempo dice don Juan: Huevos al plato. Don Quintín, sirviéndose, reflexiona: «¿Pues dónde los había de poner

Et dicimus, Tempus et tempus, tempora et tempora. Quamdiu dixit hoc ille; quamdiu fecit hoc ille; et quam longo tempore illud non vidi; et duplum temporis habet hæc syllaba; ad illam simplam brevem. Dicimus hæc, et audimus hæc; et intelligimur, et intelligimus. «Video igitur tempus, quamdam esse distensionem, sed video an videre mihi videor?

Hecho el primer estudio del terreno por medio de estos y otros datos parecidos y no más lisonjeros; oído el dictamen del centro electoral, y corridos los indispensables propios con las necesarias cartas e instrucciones, arregló don Simón la maleta; rellenó todos sus huecos con cigarros del estanco; vistióse un traje coquetón de camino, hecho ad hoc; adornó las manos con sus sortijas más voluminosas; echó sobre el pescuezo la cadena más larga, más gorda, más relumbrante de cuantas tenía; y cabalgando en un rocín de mal pelo, pero de mucha resistencia, partió de la ciudad al amanecer de un día, quince antes del en que habían de dar comienzo las elecciones.

Vieron, y vimos nosotros, la tumba de Carlos V abierta, y delante de ella, sobre un andamio construído ad hoc, un ataúd, cuya tapa había sido sustituída por un cristal de todo el tamaño de la caja.

Una de las caras que forman la plaza es grande, con pórtico espacioso, alero avanzado y varias ventanas cubiertas por persianas verdes. Sobre el escudo que se ostenta en el arco de la puerta, se ve escrita la fecha en que se edificó la casa, y unas palabras en latín indicando quién la hizo: Bacalareus presbiterus Urbide Hoc domicilium fecit in lapide.

«Un edificio ad hoc» dijo con incredulidad el marqués de Casa-Muñoz, que era uno de los presentes. Ad... hoc, señor replicó Guillermina, acentuando las dos palabras latinas . Pues está usted adelantado de noticias. ¿No sabe que tengo el terreno y los planos, y que ya me están haciendo el vaciado? ¿Sabe usted el sitio?

. Aquí es de notar que Santo Tomás admite dos conocimientos del alma para misma: el de presencia, en cuanto la sentimos por lo mismo que pensamos, «percipit se habere animam intellectivam, ex hoc quod percipit se intelligere,» y despues otro que es el que sacamos del análisis del acto intelectual discurriendo por consideraciones generales, ateniéndonos á la luz que las razones eternas arrojan sobre este hecho de experiencia; aquí pues cómo se hallan explicados en Sto.

Palabra del Dia

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