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Actualizado: 13 de mayo de 2025
No acabaron aun aqui sus tristes vicisitudes: las guerras civiles que han desgarrado posteriormente el seno de nuestra patria han sacudido sobre ella sus funestas alas; y la han cubierto tambien de luto, de dolor, de ruinas.
Sostienen hoy no pocos autores, Buckle entre otros, tan celebrado por todo el mundo, que la Economía Política conspira de un modo incontrastable a que terminen las guerras sangrientas, a que la utopía de la paz perpetua venga a realizarse.
Quando llegámos, corrian rios de sangre por Marruecos; cada uno de los cincuenta hijos del emperador Muley-Ismael tenia su partido aparte, lo qual componia cincuenta guerras civiles distintas de negros contra negros, de negros contra moros, de moros contra moros, de mulatos contra mulatos; y todo el ámbito del imperio era una continua carnicería.
¿Hemos de sobreponer el interés de los conjuntos lanzados a bárbaras guerras, al interés del inocente individuo que a solas lucha por el bien y por el amor? ¿Hemos de sobreponer el interés de la guerra, que destruye, al del amor, que crea y aumenta y embellece lo creado?
Casado con la viuda de Francisco Martín de Alcántara, hermano materno del marqués Pizarro, y que murió a su lado defendiéndolo, trájole ésta pingüe dote. Tomó gran participación en las guerras civiles de los conquistadores, y después de la rebeldía de Girón marchó a España en 1557 con el nombramiento de procurador del Perú.
Mas á pesar del vigor de la revolucion brabantina, el país volvió á quedar sojuzgado por el Austria en 1791, para ser luego el teatro de las guerras francesas y quedar, de 1794 á 1814, anexado á Francia y dividido en nueve departamentos.
Y de aquí la multitud de preciosos romances moriscos y el tinte imaginariamente oriental que engalana tantas de nuestras obras poéticas, desde los mismos romances moriscos que incluye en sus Guerras Civiles el mencionado Ginés Pérez de Hita, hasta los admirables romances de Góngora y de D. Nicolás Moratín, hasta el arabismo cordobés del duque de Rivas en El moro expósito, y hasta los esplendores y ensueños orientales del valenciano Arolas y del instintivo y popularmente iluminado poeta Zorrilla en su leyenda de Alhamar y en otras composiciones y fragmentos.
A mí se me estremecen las carnes cuando los oigo, y si todos pensaran como yo, no habría más guerras en el mar... y todos los cañones se convertirían en campanas. Mira, Alonso añadió deteniéndose ante su marido , me parece que ya os han derrotado bastantes veces. ¿Queréis otra? Tú y esos otros tan locos como tú, ¿no estáis satisfechos después de la del 14?
»Olvidaba decir a usted que para hacer más encantadora mi aventura, la historia, es decir, diez y siete siglos de guerras, de tratados de privilegios, de tiranía, de fanatismo religioso, se oponen a que sea mía.
Cuando salió á luz este poema sobre la conquista del Rio de la Plata, las musas castellanas habian desplegado, en las obras de Garcilaso, Herrera y Luis de Leon, un estilo culto y elegante. Ni la lucha intestina de Fernando el Catòlico contra los Moros, ni las guerras exteriores de su sucesor Carlos V, fueron bastantes
Palabra del Dia
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