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Actualizado: 31 de mayo de 2025
En invierno, y hasta cuando la primavera ha renovado ya el adorno de las praderas inferiores, muchas grietas están ocultas por espesas masas de nieve que se extienden en capas continuas sobre la superficie del ventisquero.
Porque el misticismo es una flor que se alimenta por una parte con savia de la tierra y por la otra con rocío del cielo. Durante las horas de estudio pedía permiso para pasearse a solas por el claustro. La vieja arcada colonial circundaba todo el jardín. En la fachada blanca de los arcos se abrían grietas revestidas de musgo; interiormente la bóveda, muy baja, comunicaba una impresión de sepulcro.
Me acuerdo que cuando viajaba en tiempo de mi juventud, me encontre en una noche semejante en el recinto del Coliseo en medio de todo lo que nos queda de mas grande de la ciudad de Romulo. Un viso sombrio oscurecia el ramage de los arboles que crecen sobre los arcos arruinados, y las estrellas brillaban al traves de las grietas que presentaban aquellas ruinas.
En las noches tormentosas, cuando el viento pasa de parte á parte la casucha por sus resquicios y grietas, amenazando derribarla, los cuerpos vestidos y malolientes se buscan y se estrechan ansiando calor, y los sudores se juntan, las respiraciones se confunden, la suciedad fraterniza.
El oro, ayudado con el sulfuro de cal, es el mejor medicamento en la mayor parte de las afecciones mercuriales, así como tiene muy poca influencia en las enfermedades de la piel, escepto algunas sifílides con manchas rojizas y escoriaciones ó grietas.
No he oido mas que el rumor del insecto sobre la yerba, el del tiempo entre las grietas de los torreones medio caidos, el de la brisa entre los escombros, el del agua sobre las guijas que cubren el fondo de su cauce. Deseaba oir acentos de vida, y no he oido sino voces salidas del seno de las ruinas, no he oido sino la voz de la muerte.
De continuar el mundo como antes, tal vez hubiéramos permanecido de pie y triunfadores. El ambiente nos amparaba: éramos sus hijos. Pero el cataclismo universal les había hecho perder su centro de gravedad para siempre. Estaban ladeados, con grietas que nadie podría recomponer, próximos á derrumbarse. Nosotros somos de otra época, y no hay quien sostenga nuestra fragilidad.
En la orilla opuesta se alzaba el convento de los Remedios, con su corona de cipreses, cuyas elevadas copas se erguían soberbias, sin echar de ver que el edificio se estaba abriendo en hondas grietas, como una planta abandonada se marchita cuando no hay una mano que la riegue.
Cerca de nosotros, en el gran brazo del arroyo, un dique formado por fuertes maderos contenía la corriente; una cascada caía por encima del obstáculo y la espuma iba á chocar contra las pilas de un puente con sus grietas pobladas de verdura. Al otro lado, el viejo molino llenaba todo el espacio desde los árboles de la orilla hasta los del islote.
Aunque no quiera, ha de ver en el camino no recorrido, con difíciles pasos, nieves, grietas, obstáculos de todo género, una imagen del penoso camino de la virtud: esta comparación de las cosas materiales con el mundo moral se impone á su espíritu y le hace pensar: «A pesar de la naturaleza, he alcanzado éxito próspero: la cumbre está bajo mis plantas: verdad es que he sufrido, pero vencí, y cumplí mi deber.» Este sentimiento hace toda su fuerza en aquellos que han de llevar á cabo realmente la misión científica de escalar una cima peligrosa, ya para estudiar rocas y fósiles, ya para enlazar una red de triángulos y levantar el plano de una comarca.
Palabra del Dia
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