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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Los tres iban en una misma fila: se detenían en todos los escaparates para ver las mantillas, los lujosos vestidos, las telas riquísimas, las joyas, y parecían muy gozosos y entretenidos de lo que veían. En la esquina había una castañera. Detuviéronse. El cojo sacó cuartos del bolsillo, la mujer un pañuelo, compraron, probó el chico y luego siguieron.
66 Y el octavo día despidió al pueblo; y ellos bendiciendo al rey, se fueron a sus estancias alegres y gozosos de corazón por todos los beneficios que el SE
La muchedumbre discurría por las aceras. Ya no se veían aquellos rostros rojos y fruncidos que pasan rápidos en el centro del día buscando sombra. Ahora se dilataban gozosos, sonrientes, contemplando los escaparates bajo la luz blanca y fantástica de los arcos voltaicos. El coche de los novios hacía volverse a todos y le seguían con la vista curiosos y admirados hasta que se perdía a lo lejos.
En tanto el lánguido Frasquito y la esmirriada Obdulia platicaban gozosos de cosas gratas, harto distantes de la triste realidad.
Noticia del camino cierta ha dado; Por donde caminando con buen tino, La tierra adentro entraron muy gozosos, Mas de los naturales recelosos. No quiero referir la gran miseria, Trabajos, infortunios que sufrieron En aqueste camino, y su lazeria, Y hambre y sed que todos padecieron. Pues vemos no murió en aquella feria Alguno de trecientos que allá fueron.
Los enemigos, viendo el campo roto, Siguieron la victoria tan gozosos, Cual suele el cazador ir por el coto, Matando los conejos temerosos. Cual indio espada, alfange lleva boto De herir y matar, cual los mohosos Cañones de arcabuz lleva bañados De sangre con los sesos misturados.
Los recién casados, creyendo que si el vejete no les daba de almorzar, no les negaría su bendición, fueron allá muy gozosos; pero el Demonio, que jamás descansa, hizo que Carnicero tuviese noticias ciertas aquella misma mañana de las traicioncillas de Pipaón y de los soplos infames que había llevado a la antecámara de Su Majestad la Reina Cristina.
Porque dirá el curioso, y con razón, que qué tienen que ver las bocas con aquella mujer. Nada, absolutamente nada. Volvían los esposos de Cádiz en el tren correo. No pensaban detenerse ya en ninguna parte, y llegarían a Madrid de un tirón. Iban muy gozosos, deseando ver a la familia, y darle a cada uno su regalo.
40 Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotados, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los soltaron. 41 Y ellos partieron de delante del concilio, gozosos de que fuesen tenidos por dignos de padecer afrenta por el Nombre de Jesús. 42 Y todos los días no cesaban, en el Templo y por las casas, enseñando y predicando el Evangelio de Jesús, el Cristo.
Pero llegaba la noche sembrada de estrellas, y allá en la plaza de Mina, escuchando los sones armoniosos de la música, favorecidos por la sombra, de nuevo se acercaban para verterse en el oído los dulces secretos de su corazón. Y su amor entonces adquiría un sentimiento de tierna intimidad, venía envuelto en promesas halagadoras que los ponía gozosos y locuaces.
Palabra del Dia
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